Una cosa yo pido del Señor, una cosa suplico: habitar en la casa del Señor, todos los días de mi vida, para contemplar la belleza del Señor al visitar su templo.
Lucas 18:22 - Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando Jesús lo oyó, le dijo: 'Todavía te queda una cosa: vende todo cuanto tienes y distribúyelo entre los pobres, que así tendrás un tesoro en el cielo; ven luego y sígueme'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Jesús oyó su respuesta, le dijo: —Hay una cosa que todavía no has hecho. Vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Biblia Católica (Latinoamericana) Al oír esto, Jesús le dijo: 'Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes, reparte el dinero entre los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Jesús, luego de oírlo, le dijo: Aún te falta una: Vende cuanto tienes y repártelo a los pobres, y tendrás un tesoro en los° cielos; y ven, sígueme. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando Jesús oyó esto, le dijo: Aún te falta una cosa: Vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Jesús le respondió: —Solo te falta hacer una cosa: Vende todo lo que tienes, y dales ese dinero a los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Luego ven y conviértete en uno de mis seguidores. |
Una cosa yo pido del Señor, una cosa suplico: habitar en la casa del Señor, todos los días de mi vida, para contemplar la belleza del Señor al visitar su templo.
Jesús le dijo: 'Si quieres ser perfecto, anda, vende todos tus bienes y dáselos a los pobres, que así tendrás un tesoro en los cielos; ven luego y sígueme'.
sin embargo, pocas son necesarias, o mejor, una sola. María ha escogido la mejor parte, que no se le ha de quitar'.
Vended vuestros bienes para darlos en limosnas. Haceos bolsas que no se desgastan, un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que se acerque ni polilla que carcoma.
Ahora yo os digo: procuraos amigos mediante la riqueza injusta, para que, cuando ésta se acabe, os reciban en las moradas eternas.
Decía luego a todos: 'El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue cada día con su cruz y sígame.
Yo, hermanos, todavía no doy por descontado haberlo ya conseguido, sino que, olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, sólo busco una cosa,
Una cosa no debe quedaros oculta, queridos hermanos: que un día es ante el Señor como mil años y mil años como un día.