vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para sí por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron.
Génesis 39:7 - Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después de esto sucedió que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: 'Acuéstate conmigo'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Biblia Nueva Traducción Viviente y la esposa de Potifar pronto comenzó a mirarlo con deseos sexuales. —Ven y acuéstate conmigo —le ordenó ella. Biblia Católica (Latinoamericana) José era muy varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso sus ojos en él, y le dijo: 'Acuéstate conmigo. La Biblia Textual 3a Edicion Después de estas cosas, aconteció que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y le dijo: ¡Acuéstate conmigo! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció después de esto, que la esposa de su señor puso sus ojos en José, y dijo: Acuéstate conmigo. Biblia Traducción en Lenguaje Actual la mujer de su amo se fijó en él, y le propuso: —¡Ven, acuéstate conmigo! |
vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para sí por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron.
Cuando se las presentó para que comiera, Amnón la retuvo y le dijo: 'Ven, y acuéstate conmigo, hermana mía'.
Te librarás de la mujer ajena, de la extranjera que endulza sus palabras,
porque la meretriz se contenta con un trozo de pan, pero la casada va a la caza de un hombre de valía.
Por eso quedaron bloqueados los chubascos y no hubo lluvia en primavera. Pero tú tienes cara de ramera, no quieres avergonzarte.
En la cabecera de cada camino construiste tu prostíbulo, hiciste repugnante tu belleza, te entregaste a todo transeúnte, multiplicaste tus prostituciones.
Sucedía contigo en tus prostituciones lo contrario que con las demás mujeres: a ti nadie te solicitaba a la fornicación, sino que eras tú la que pagaba, mientras nadie te pagaba a ti. Eres lo contrario de las otras.'
Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer con mal deseo, ya cometió adulterio en su corazón [con ella].
Tienen sus ojos cargados de pasión por la adúltera, son insaciables en el pecado, seducen a las almas débiles, tienen el corazón ejercitado en la avaricia, son hijos de maldición.
porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la jactancia de la opulencia- no proviene del Padre, sino que procede del mundo.