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Gálatas 1:8 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero aun cuando nosotros o un ángel del cielo [os] anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Si alguien —ya sea nosotros o incluso un ángel del cielo— les predica otra Buena Noticia diferente de la que nosotros les hemos predicado, que le caiga la maldición de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero aunque nosotros mismos o un ángel del cielo viniese a evangelizarlos en forma diversa a como lo hemos hecho nosotros, yo les digo: ¡Fuera con él!

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero si aun nosotros, o un ángel del° cielo, proclamara un evangelio contrario° al que os proclamamos, sea anatema.°

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo os predica algún otro evangelio del que os hemos predicado, sea anatema.

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Biblia Traducción en Lenguaje Actual

De modo que, si alguien viene y les dice que el mensaje de la buena noticia es diferente del que nosotros les hemos anunciado, yo le pido a Dios que lo castigue, no importa que sea un ángel del cielo o alguno de nosotros.

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Lòt tradiksyon



Gálatas 1:8
23 Referans Kwoze  

dijo: '¡Maldito sea Canaán! Sea el esclavo de esclavos de sus hermanos'.


El profeta respondió: 'También yo soy profeta como tú, y un ángel me ha dicho por orden de Yahveh: 'Hazlo volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua''. Con estas palabras le engañó.


Yo les reprendí y los maldije, e incluso mandé azotar a algunos de ellos y arrancarles los cabellos. Les hice jurar por el nombre de Dios: 'No deis vuestros hijos a sus hijas, ni toméis sus hijas para vuestros hijos o para vosotros.


Así dice Yahveh Sebaot: 'No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan, porque os engañan: os cuentan la visión de su fantasía, no la de la boca de Yahveh.


pero no mencionéis más la carga de Yahveh, porque cada uno tendrá como carga su propia palabra. Porque estáis tergiversando las palabras del Dios vivo, de Yahveh Sebaot, nuestro Dios.


Entonces dirá también el rey a los de la izquierda: 'Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles.


Pero él se puso a maldecir y a jurar: '¡Que no conozco a ese hombre del que estáis hablando!'.


Se dirigieron a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos y les dijeron: 'Nos hemos juramentado solemnemente a no probar bocado hasta que hayamos dado muerte a Pablo.


Os ruego, hermanos, que estéis alerta frente a los que suscitan discordias y escándalos, en contra de la doctrina que aprendisteis. Apartaos de ellos.


Hasta desearía yo mismo ser anatema, ser separado de Cristo en bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne.


Por eso os hago saber que nadie que habla en Espíritu de Dios, dice: '¡Maldito sea Jesús!'. Y nadie puede decir: 'Jesús es Señor', sino en el Espíritu Santo.


El que no ama al Señor, sea anatema. Marana tha.


Lo que os tengo dicho de antes, lo repito ahora: si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema.


En efecto, todos los que proceden de las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo el que no mantenga en vigor las palabras de esta ley, y no lo lleva a la práctica.


Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.


Al sectario, amonéstalo una y dos veces, y después recházalo,


Ahora, pues, malditos seáis, y no dejaréis nunca de ser siervos, leñadores y aguadores para la casa de mi Dios'.


Tienen sus ojos cargados de pasión por la adúltera, son insaciables en el pecado, seducen a las almas débiles, tienen el corazón ejercitado en la avaricia, son hijos de maldición.


Ahora, pues, que mi señor, el rey, se digne escuchar las palabras de su siervo. Si es Yahveh quien te excita contra mí, que acepte el olor de una ofrenda; pero si son los hombres, malditos sean ellos ante Yahveh, porque me expulsan hoy para que no tenga parte en la heredad de Yahveh, como si me dijeran: 'Vete a servir a dioses extranjeros'.