Hizo lo que es recto a los ojos de Yahveh, enteramente como lo había hecho su padre Ozías, excepto que no entró en el santuario de Yahveh. Pero el pueblo seguía corrompiéndose.
Éxodo 32:7 - Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces dijo Yahveh a Moisés: 'Anda, baja. Porque tu pueblo, el que yo saqué del país de Egipto, se ha pervertido. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido. Biblia Nueva Traducción Viviente El Señor le dijo a Moisés: —¡Baja ya de la montaña! Tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Yavé dijo a Moisés en el cerro: 'Vuelve y baja, porque tu pueblo ha pecado. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces YHVH dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de tierra de Egipto se ha corrompido. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Entonces Dios le dijo a Moisés: —Baja ya de la montaña, porque el pueblo que sacaste de Egipto se está portando muy mal. ¡Qué pronto se han olvidado de obedecerme! Han fabricado un toro de oro, y lo están adorando. Le han ofrecido sacrificios y dicen que ese toro soy yo, y que los sacó de Egipto. Los he estado observando, y me he dado cuenta de que son muy tercos. |
Hizo lo que es recto a los ojos de Yahveh, enteramente como lo había hecho su padre Ozías, excepto que no entró en el santuario de Yahveh. Pero el pueblo seguía corrompiéndose.
Yahveh le respondió: 'Anda, baja, y luego subes tú con Aarón; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir a Yahveh, no sea que él irrumpa contra ellos'.
Viendo el pueblo que Moisés tardaba en bajar de la montaña, se congregó en torno a Aarón y le dijo: 'Anda, haznos dioses que vayan delante de nosotros, pues a ese Moisés, a ese hombre que nos sacó de Egipto, no sabemos qué le ha pasado'.
Moisés trató de apaciguar la faz de Yahveh, su Dios, diciendo: '¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, al que sacaste del país de Egipto con gran poder y mano fuerte?
Él los recibió de sus manos, los hizo fundir en un molde y con el metal fundido fabricó un becerro. Entonces ellos gritaron: '¡Éste es tu dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto!'.
Dijo Yahveh a Moisés: 'Ve, sal de aquí, tú y el pueblo que sacaste del país de Egipto, hacia la tierra que juré dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: 'A tu descendencia la entregaré.'
¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, ralea de malhechores, hijos corrompidos! Abandonaron a Yahveh, despreciaron al Santo de Israel, se volvieron atrás.
Setenta semanas están decretadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa, para poner fin a la transgresión, para sellar el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la eterna justicia, para sellar la visión y al profeta, para ungir al santo de los santos.
Llegaron al fondo de la corrupción como en los días de Guibeá; Yahveh recuerda su culpa, castigará sus pecados.
Pues sé que después de mi muerte os echaréis a perder totalmente y os desviaréis del camino que os he prescrito y que en tiempos venideros os alcanzará la desventura, por haber obrado el mal a los ojos de Yahveh y haberle irritado con las obras de vuestras manos'.
Mal se portaron con él los hijos que ahora son tara indigna, generación perversa y tortuosa.
no os corrompáis ahora fabricándoos cualquier imagen tallada que represente algún ídolo en figura de hombre o de mujer;
y Yahveh me dijo: 'Anda, baja a toda prisa de aquí, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha corrompido. Pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito y se han hecho una imagen de metal fundido'.
Ya en el Horeb provocasteis la ira de Yahveh, y Yahveh se encolerizó contra vosotros, hasta el punto de querer exterminaros.
Pero después de la muerte del juez volvían a corromperse más aún que sus padres: se iban tras dioses extraños, les daban culto y se postraban ante ellos, y no renunciaban a sus prácticas perversas ni a su empedernida conducta.