Pero los ojos de los malvados se apagarán; no tendrán escapatoria. ¡Su esperanza es exhalar el último suspiro!»
Salmos 69:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta. Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Estoy agotado de tanto gritar por ayuda; tengo la garganta reseca. Mis ojos están hinchados de tanto llorar, a la espera de la ayuda de mi Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Estoy cansado de llamar, Mi garganta ha enronquecido, Mis ojos desfallecen esperando a mi Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 que me estoy anegando en el cieno del abismo, sin poder hacer pie; que me estoy sumergiendo en las aguas profundas, envuelto en las corrientes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Cansado estoy de clamar; mi garganta se ha enronquecido; mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios. |
Pero los ojos de los malvados se apagarán; no tendrán escapatoria. ¡Su esperanza es exhalar el último suspiro!»
De tanto llorar tengo enrojecida la cara, profundas ojeras tengo en torno a los ojos;
Mis ojos se consumen esperando tu salvación, esperando que se cumpla tu justicia.
Mis ojos se consumen esperando tu promesa, y digo: «¿Cuándo vendrás a consolarme?»
Se ha secado mi vigor como una teja; la lengua se me pega al paladar. ¡Me has hundido en el polvo de la muerte!
Dios mío, clamo de día y no me respondes; clamo de noche y no hallo reposo.
Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza.
Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el Señor.
Cansado estoy de sollozar; toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto!
El peso de tu enojo ha recaído sobre mí; me has abrumado con tus olas. Selah
Chillé como golondrina, como grulla; ¡me quejé como paloma! Mis ojos se cansaron de mirar al cielo. ¡Angustiado estoy, Señor! ¡Acude en mi ayuda!
El llanto me consume los ojos; siento una profunda agonía. Estoy con el ánimo por los suelos porque mi pueblo ha sido destruido. Niños e infantes desfallecen por las calles de la ciudad.
Después de esto, como Jesús sabía que ya todo había terminado, y para que se cumpliera la Escritura, dijo: ―Tengo sed.
Tus hijos y tus hijas serán entregados a otra nación; te cansarás de buscarlos, y no los podrás encontrar.
En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión.