y, cuando lo vio, le preguntó: ―¿Eres tú el que le está creando problemas a Israel?
Proverbios 9:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 »El que corrige al burlón se gana que lo insulten; el que reprende al malvado se gana su desprecio. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta; El que reprende al impío, se atrae mancha. Biblia Nueva Traducción Viviente El que reprende a un burlón recibirá un insulto a cambio; el que corrige al perverso saldrá herido. Biblia Católica (Latinoamericana) El que le llama la atención a un burlón se atrae sus insultos; el que corrige a un malvado corre el riesgo de que lo humillen. La Biblia Textual 3a Edicion Quien corrige al cínico se acarrea insultos, Quien amonesta al malvado, desprecios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quien reprende al insolente se acarrea desprecio, quien corrige al perverso se busca ultrajes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta: El que reprende al impío, se atrae mancha. |
y, cuando lo vio, le preguntó: ―¿Eres tú el que le está creando problemas a Israel?
Acab le respondió a Elías: ―¡Mi enemigo! ¿Así que me has encontrado? ―Sí —contestó Elías—, te he encontrado porque te has vendido para hacer lo que ofende al Señor,
Al oír esto, Sedequías hijo de Quenaná se levantó y le dio una bofetada a Micaías. ―¿Por dónde se fue el espíritu del Señor cuando salió de mí para hablarte? —le preguntó.
Decidles que les ordeno echar en la cárcel a ese tipo, y no darle más que pan y agua, hasta que yo regrese sin contratiempos.
Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, tenían en poco sus palabras, y se mofaban de sus profetas. Por fin, el Señor desató su ira contra el pueblo, y ya no hubo remedio.
»¡Qué feliz es el hombre a quien Dios corrige! No menosprecies la disciplina del Todopoderoso.
El hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a la reprensión.
Al insolente no le gusta que lo corrijan, ni busca la compañía de los sabios.
A oídos del necio jamás dirijas palabra, pues se burlará de tus sabios consejos.
Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: «No le respondáis».