El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: “El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios,
Proverbios 17:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 No va bien con los necios el lenguaje refinado, ni con los gobernantes, la mentira. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No conviene al necio la altilocuencia; ¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! Biblia Nueva Traducción Viviente Las palabras elocuentes no son apropiadas para el necio, mucho menos las mentiras para el gobernante. Biblia Católica (Latinoamericana) Un lenguaje noble no le cae bien a un tonto, y menos aún la mentira a un príncipe. La Biblia Textual 3a Edicion No conviene al necio la grandilocuencia°, ¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! Biblia Serafín de Ausejo 1975 El lenguaje exquisito no va con el necio; menos aún el lenguaje falso con el príncipe. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No conviene al necio la palabra elocuente: ¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! |
El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: “El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios,
¡Ni pensar que Dios cometa injusticias! ¡El Todopoderoso no pervierte el derecho!
Que sean silenciados sus labios mentirosos, porque hablan contra los justos con orgullo, desdén e insolencia.
Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura solo un instante.
El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad.
No va bien con el necio vivir entre lujos, y menos con el esclavo gobernar a los príncipes.
La sabiduría no está al alcance del necio, que en la asamblea del pueblo nada tiene que decir.
Ni la nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los honores para el necio.
Inútil es el proverbio en la boca del necio, como inútiles son las piernas de un tullido.
Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen.
los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente,
¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.