pero se decían unos a otros: ―Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos.
Proverbios 14:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Cada corazón conoce sus propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El corazón conoce la amargura de su alma; Y extraño no se entremeterá en su alegría. Biblia Nueva Traducción Viviente Cada corazón conoce su propia amargura, y nadie más puede compartir totalmente su alegría. Biblia Católica (Latinoamericana) El corazón conoce su propia pena, y su alegría nadie podrá compartirla. La Biblia Textual 3a Edicion El corazón conoce su propia amargura, Y en su alegría no participa el extraño. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cada corazón tiene su pena, y no comparte su alegría con extraños. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El corazón conoce su propia amargura; y extraño no se entrometerá en su alegría. |
pero se decían unos a otros: ―Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos.
Pero luego fue a la montaña y se abrazó a los pies del hombre de Dios. Guiezi se acercó con el propósito de apartarla, pero el hombre de Dios intervino: ―¡Déjala! Está muy angustiada, y el Señor me ha ocultado lo que pasa; no me ha dicho nada.
»¡Ya estoy harto de esta vida! Por eso doy rienda suelta a mi queja; desahogo la amargura de mi alma.
»Por lo que a mí respecta, no guardaré silencio; la angustia de mi alma me lleva a hablar, la amargura en que vivo me obliga a protestar.
El Señor brinda su amistad a quienes lo honran, y les da a conocer su pacto.
El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu.
En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo; ¿pero quién podrá levantar al abatido?
El Espíritu me levantó y se apoderó de mí, y me fui amargado y enardecido, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza.
»Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!
Le contestó Jesús: ―El que me ama obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Vosotros le amáis a pesar de no haberle visto; y, aunque no le veis ahora, creéis en él y os alegráis con un gozo indescriptible y glorioso,
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que solo conoce el que lo recibe.
―No, mi señor; no he bebido ni vino ni cerveza. Soy solo una mujer angustiada que ha venido a desahogarse delante del Señor.