Sin embargo, el Señor tuvo misericordia de ellos. Por causa del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob, se compadeció de los israelitas y los preservó, y hasta el día de hoy no ha querido destruirlos ni arrojarlos de su presencia.
Oseas 7:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Yo adiestré y fortalecí sus brazos, pero ellos maquinan maldades contra mí. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y aunque yo los enseñé y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo los entrené y los hice fuertes, pero ahora, traman maldades en mi contra. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando les daba la fuerza, maquinaban contra mí. La Biblia Textual 3a Edicion Aunque Yo adiestré° y fortalecí sus brazos, Ellos piensan mal contra mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mientras yo los adiestraba, y fortalecía sus brazos tramaban el mal contra mí. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Aunque yo ceñí y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal. |
Sin embargo, el Señor tuvo misericordia de ellos. Por causa del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob, se compadeció de los israelitas y los preservó, y hasta el día de hoy no ha querido destruirlos ni arrojarlos de su presencia.
El Señor les proveyó un libertador, de modo que los israelitas pudieron librarse del poder de los sirios y vivir tranquilos, como antes.
»¡Qué feliz es el hombre a quien Dios corrige! No menosprecies la disciplina del Todopoderoso.
de los que urden en su corazón planes malvados y todos los días fomentan la guerra.
¿Hasta cuándo atacaréis todos vosotros a un hombre para derribarlo? Es como un muro inclinado, ¡como una cerca a punto de derrumbarse!
Dichoso aquel a quien tú, Señor, corriges; aquel a quien instruyes en tu ley,
Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?
¿Qué tramáis contra el Señor? ¡Él desbaratará vuestros planes! ¡La calamidad no se repetirá!
tú, por medio del Espíritu Santo, dijiste por boca de nuestro padre David, tu siervo: »“¿Por qué se sublevan las naciones y en vano conspiran los pueblos?
A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón.
Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.
Y ya habéis olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se os dirigen: «Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda,
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.