pero se decían unos a otros: ―Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos.
Oseas 5:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Volveré luego a mi morada, hasta que reconozcan su culpa. Buscarán ganarse mi favor; angustiados, me buscarán con ansias». Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces regresaré a mi lugar, hasta que reconozcan su culpa y se vuelvan a mí. Pues tan pronto lleguen las dificultades, me buscarán de todo corazón». Biblia Católica (Latinoamericana) Volveré a mi casa hasta que se reconozcan culpables y vengan a verme. La Biblia Textual 3a Edicion Me volveré de ellos a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro, Y me busquen en su angustia con empeño: Biblia Serafín de Ausejo 1975 Voy a volverme a mi lugar, hasta que expíen su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán ansiosamente. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Andaré y volveré a mi lugar hasta que reconozcan su pecado, y busquen mi rostro. En su angustia temprano me buscarán. |
pero se decían unos a otros: ―Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos.
si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.
El hombre reconocerá públicamente: “He pecado, he pervertido la justicia, pero no recibí mi merecido.
«Este será para siempre mi lugar de reposo; aquí pondré mi trono, porque así lo deseo.
Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él.
A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer.
Así me dijo el Señor: «Desde mi morada miraré impasible, como los candentes rayos del sol, como las nubes de rocío en el calor de la vendimia».
Señor, en la angustia te buscaron; apenas si lograban susurrar una oración cuando tú ya los corregías.
¡Estad alerta!, que el Señor va a salir de su morada para castigar la maldad de los habitantes del país. La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada; ¡ya no ocultará a los masacrados en ella!
Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca. Pues, cuando tus juicios llegan a la tierra, los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
A un trozo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”, y a una piedra le repiten: “Tú me has dado a luz”. Me han vuelto la espalda; no quieren darme la cara. Pero les llega la desgracia y me dicen: “¡Levántate y sálvanos!”
Tan solo reconoce tu culpa, y que te rebelaste contra el Señor tu Dios. Bajo todo árbol frondoso has brindado a dioses extraños tus favores, y no has querido obedecerme” —afirma el Señor—.
»¡Volveos a mí, apóstatas —afirma el Señor—, porque yo soy vuestro esposo! De vosotros tomaré uno de cada ciudad y dos de cada familia, y os traeré a Sión.
Entonces la gloria del Señor, que estaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió hacia el umbral del templo. La nube llenó el templo, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria del Señor.
La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad y se detuvo sobre el cerro que está al oriente de Jerusalén.
Allí os acordaréis de vuestra conducta y de todas vuestras acciones con las que os contaminasteis, y sentiréis asco de vosotros mismos por todas las maldades que cometisteis.
Así os acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras acciones perversas, y sentiréis vergüenza por vuestras propias iniquidades y prácticas detestables.
Los sobrevivientes se acordarán de mí en las naciones donde hayan sido llevados cautivos. Se acordarán de cómo sufrí por culpa de su corazón adúltero, y de cómo se apartaron de mí y se fueron tras sus ídolos. ¡Sentirán asco de ellos mismos por todas las maldades que hicieron y por sus obras repugnantes!
También me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves las grandes abominaciones que cometen los israelitas en este lugar, y que me hacen alejarme de mi santuario? Realmente no has visto nada todavía; peores abominaciones verás».
Pero después los israelitas buscarán nuevamente al Señor su Dios, y a David su rey. En los últimos días acudirán con temor reverente al Señor y a sus bondades.
Con sus ovejas y sus vacas irán en busca del Señor, pero no lo encontrarán porque él se ha apartado de ellos.
¡Mirad! Ya sale el Señor de su morada; ya baja y se encamina hacia las cumbres de la tierra.
El pueblo se acercó entonces a Moisés, y le dijo: ―Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ruégale al Señor que nos quite esas serpientes. Moisés intercedió por el pueblo,
Tan pronto como el dueño de la casa se haya levantado a cerrar la puerta, desde afuera os pondréis a golpear la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”. Pero él os contestará: “No sé quiénes sois”.
Los israelitas clamaron al Señor porque Jabín tenía novecientos carros de hierro y, durante veinte años, había oprimido cruelmente a los israelitas.