Oseas 11:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Yo fui quien enseñó a caminar a Efraín; yo fui quien lo tomó de la mano. Pero él no quiso reconocer que era yo quien lo sanaba. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo mismo le enseñé a Israel a caminar, llevándolo de la mano; pero no sabe ni le importa que fui yo quien lo cuidó. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo, sin embargo, le enseñaba a andar a Efraím, sujetándolo de los brazos, pero ellos no entendieron que yo cuidaba de ellos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero fui Yo el que enseñó a andar a Efraín tomándolo por sus brazos, Pero no reconocieron que Yo era el que los sanaba. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo enseñé a Efraín a andar, los llevé en mis brazos; pero no comprendieron que yo los cuidaba. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo con todo enseñé a caminar a Efraín, tomándolo de los brazos; y no conocieron que yo los cuidaba. |
Les dijo: «Yo soy el Señor vuestro Dios. Si escucháis mi voz y hacéis lo que yo considero justo, y si cumplís mis leyes y mandamientos, no traeré sobre vosotros ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que os devuelvo la salud».
“Vosotros sois testigos de lo que hice a los egipcios, y de que os he traído hacia mí como sobre alas de águila.
»Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. »Yo apartaré de vosotros toda enfermedad.
¡Oíd, cielos! ¡Escucha, tierra! Así dice el Señor: «Yo crie hijos hasta hacerlos hombres, pero ellos se rebelaron contra mí.
Cuando el Señor ponga una venda en la fractura de su pueblo y sane las heridas que le causó, brillará la luna como el sol, y será la luz del sol siete veces más intensa, como la luz de siete días enteros.
«Escúchame, familia de Jacob, todo el resto de la familia de Israel, a quienes he cargado desde el vientre, y he llevado desde la cuna.
de todas sus angustias. Él mismo los salvó; no envió un emisario ni un ángel. En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en sus brazos como en los tiempos de antaño.
Pero yo te restauraré y sanaré tus heridas —afirma el Señor— porque te han llamado la Desechada, la pobre Sión, la que a nadie le importa”.
¿No queda bálsamo en Galaad? ¿No queda allí médico alguno? ¿Por qué no se ha restaurado la salud de mi pueblo?
«Yo corregiré su rebeldía y los amaré de pura gracia, porque mi ira contra ellos se ha calmado.
Ella no ha querido reconocer que soy yo quien le da el grano, el vino nuevo y el aceite. Yo le he multiplicado la plata y el oro, ¿y qué hizo con ellos? ¡Falsos dioses!
cuando sane yo a Israel, la perversidad de Efraín y la maldad de Samaria quedarán al descubierto. Porque ellos cometen fraudes; mientras el ladrón se mete en las casas, una banda de salteadores roba en las calles.
Yo adiestré y fortalecí sus brazos, pero ellos maquinan maldades contra mí.
y en el desierto. Por todo el camino que habéis recorrido, hasta llegar a este lugar, habéis visto cómo el Señor vuestro Dios os ha guiado, como lo hace un padre con su hijo”.
El Dios eterno es tu refugio; por siempre te sostiene entre sus brazos. Expulsará de tu presencia al enemigo y te ordenará que lo destruyas.
Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, y te humilló y te puso a prueba para conocer lo que había en tu corazón y ver si cumplirías o no sus mandamientos.