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Números 16:35 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Y los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso fueron consumidos por el fuego del Señor.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces un fuego ardiente salió del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces brotó un fuego de Dios que devoró a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y salió fuego de YHVH que consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Salió un fuego de Yahveh y abrasó a los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido el incienso.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y salió fuego de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

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Lòt tradiksyon



Números 16:35
14 Referans Kwoze  

Un fuego devoró a esa pandilla; las llamas consumieron a los impíos.


Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye, y en torno a él ruge la tormenta.


Setenta jefes israelitas estaban de pie frente a los ídolos, rindiéndoles culto. Entre ellos se encontraba Jazanías hijo de Safán. Cada uno tenía en la mano un incensario, del cual subía una fragante nube de incienso.


Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los consumió, y murieron ante él.


Por eso los responsables de haber difundido este falso informe acerca de aquella tierra murieron delante del Señor, víctimas de una plaga.


Cada uno de vosotros se acercará al Señor con su incensario lleno de incienso, es decir, os acercaréis con doscientos cincuenta incensarios. También tú y Aarón llevaréis los vuestros.


se atrevieron a sublevarse contra Moisés, con el apoyo de doscientos cincuenta israelitas. Todos ellos eran personas de renombre y líderes que la comunidad misma había escogido.


Al oírlos gritar, todos los israelitas huyeron de allí exclamando: ―¡Corramos, no sea que la tierra nos trague también a nosotros!


Con todo, catorce mil setecientas personas murieron, sin contar las que perdieron la vida por causa de Coré.


En esa ocasión, la tierra abrió sus fauces y se los tragó junto con Coré, muriendo también sus seguidores. El fuego devoró a doscientos cincuenta hombres, y este hecho los convirtió en una señal de advertencia.


Nadab y Abiú murieron en presencia del Señor cuando, en el desierto de Sinaí, le ofrecieron sacrificios con fuego profano. Como Nadab y Abiú no tuvieron hijos, solo Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en vida de su padre Aarón.


Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y consumen a sus enemigos. Así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño.