No confiéis en la extorsión ni os hagáis ilusiones con sus rapiñas; y, aunque se multipliquen vuestras riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
Nahúm 3:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ¡Ay de la ciudad sedienta de sangre, repleta de mentira, insaciable en su rapiña, aferrada a la presa! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarte del pillaje! Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Qué aflicción le espera a Nínive, la ciudad de crímenes y mentiras! Está saturada de riquezas y nunca le faltan víctimas. Biblia Católica (Latinoamericana) Pobre de la ciudad de sangre, toda llena de mentira, de rapiña, de incesantes robos. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Ay de la ciudad sanguinaria y traidora, Repleta de rapiñas, insaciable de despojos! Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda ella mentira, repleta de rapiñas, de pillaje sin tregua! Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, no se aparta del pillaje! |
No confiéis en la extorsión ni os hagáis ilusiones con sus rapiñas; y, aunque se multipliquen vuestras riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
Al atardecer, ¡terror repentino! Antes del amanecer, ¡ya no existen! Tal es el destino de quienes nos despojan; eso les espera a quienes nos saquean.
Ya no beben vino mientras cantan; a los borrachos, el licor les sabe amargo.
¿Quién entregó a Jacob para el despojo, a Israel para el saqueo? ¿No es acaso el Señor, a quien su pueblo ha ofendido? No siguió sus caminos ni obedeció su ley.
Cunden, más bien, el perjurio y la mentira. Abundan el robo, el adulterio y el asesinato. ¡Un homicidio sigue a otro!
¿Qué fue del león, que despedazaba para sus crías y estrangulaba para sus leonas, que llenaba de presas su caverna y de carne su guarida?
«Pero ahora yo vengo contra ti —afirma el Señor omnipotente—. Reduciré a cenizas tus carros de guerra y mataré a filo de espada a tus leoncillos. Pondré fin en el país a tus rapiñas, y no volverá a oírse la voz de tus mensajeros».
»¡Ay del que construye una ciudad con asesinatos y establece un poblado mediante el crimen!