Se agitan las naciones, se tambalean los reinos; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba.
Miqueas 1:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 A su paso se derriten las montañas como la cera junto al fuego; se parten en dos los valles como partidos por el agua de un torrente. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y se derretirán los montes debajo de él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio. Biblia Nueva Traducción Viviente Las montañas se derriten debajo de sus pies y se derraman sobre los valles como cera en el fuego, como agua que desciende de una colina. Biblia Católica (Latinoamericana) A su paso se desmoronan las montañas y los valles se hunden como cera ante el fuego o como el agua que se escurre por la pendiente. La Biblia Textual 3a Edicion Debajo de Él los montes se derretirán como cera junto al fuego, Los valles se resquebrajarán como agua precipitada por la torrentera. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los montes se funden bajo sus pies, los valles se hienden como cera ante el fuego, como aguas despeñadas por una torrentera. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y debajo de Él se derretirán las montañas, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio. |
Se agitan las naciones, se tambalean los reinos; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba.
Que desaparezcan del todo, como humo que se disipa con el viento; que perezcan ante Dios los impíos, como cera que se derrite en el fuego.
Ante el Señor, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera.
El Señor omnipotente, el Todopoderoso, toca la tierra, y ella se desmorona. Sube y baja la tierra como las aguas del Nilo, el río de Egipto, y se enlutan todos los que en ella viven.
Ante él tiemblan las montañas y se desmoronan las colinas. Ante él se agita la tierra, el mundo y cuanto en él habita.
las montañas te ven y se retuercen. Pasan los torrentes de agua, y ruge el abismo, levantando sus manos.
Se detiene, y la tierra se estremece; lanza una mirada, y las naciones tiemblan. Se desmoronan las antiguas montañas y se desploman las viejas colinas, pero los caminos de Dios son eternos.
»En aquel día pondrá el Señor sus pies en el monte de los Olivos, que se encuentra al este de Jerusalén, y el monte de los Olivos se partirá en dos de este a oeste, y formará un gran valle, con una mitad del monte desplazándose al norte y la otra mitad al sur.
Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.
»Oh Señor, cuando saliste de Seír, cuando marchaste desde los campos de Edom, tembló la tierra, se estremecieron los cielos, las nubes derramaron agua.