Cuando Eliseo, hombre de Dios, se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan molesto? ¡Mándame a ese hombre, para que sepa que hay profeta en Israel!»
Mateo 9:33 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Así que Jesús expulsó al demonio, y el que había estado mudo habló. La multitud se maravillaba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel». Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús expulsó al demonio y después el hombre comenzó a hablar. Las multitudes quedaron asombradas. «¡Jamás sucedió algo así en Israel!», exclamaron. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. La gente quedó maravillada y todos decían: 'Jamás se ha visto cosa igual en Israel. La Biblia Textual 3a Edicion Y echado fuera el demonio, el mudo habló, y la multitud, asombrada, exclamó: ¡Nunca se vio cosa igual en Israel! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Una vez arrojado el demonio, habló el mudo. La gente quedó admirada y decía: 'Jamás en Israel se ha visto nada semejante'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se había visto cosa semejante en Israel. |
Cuando Eliseo, hombre de Dios, se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan molesto? ¡Mándame a ese hombre, para que sepa que hay profeta en Israel!»
saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, y torrentes en el sequedal.
Tú hiciste milagros y prodigios en la tierra de Egipto, y hasta el día de hoy los sigues haciendo, tanto en Israel como en todo el mundo; así te has conquistado la fama que hoy tienes.
Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: ―Os aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.
Él se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. ―Jamás habíamos visto cosa igual —decían.
En otra ocasión, Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada.
Al oírlo, Jesús se asombró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, comentó: ―Os digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande.