le dijo: ―Ven conmigo, para que veas el celo que tengo por el Señor. Y lo llevó en su carro.
Mateo 6:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 »Cuidaos de no hacer vuestras obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actuáis así, vuestro Padre que está en el cielo no os dará ninguna recompensa. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Biblia Nueva Traducción Viviente »¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo. Biblia Católica (Latinoamericana) Guárdense de las buenas acciones hechas a la vista de todos, a fin de que todos las aprecien. Pues en ese caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que está en el cielo. La Biblia Textual 3a Edicion Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos,° de otra manera, no tenéis galardón de vuestro Padre que está en los cielos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Procurad no hacer vuestras buenas obras delante de la gente para que os vean; de lo contrario, no tendréis recompensa ante vuestro Padre que está en los cielos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mirad que no hagáis vuestras limosnas delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tenéis recompensa de vuestro Padre que está en el cielo. |
le dijo: ―Ven conmigo, para que veas el celo que tengo por el Señor. Y lo llevó en su carro.
Sin embargo, Jehú no cumplió con todo el corazón la ley del Señor, Dios de Israel, pues no se apartó de los pecados con que Jeroboán hizo pecar a los israelitas.
Reparte sus bienes entre los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder será gloriosamente exaltado.
Y se te acercan en masa, y se sientan delante de ti y escuchan tus palabras, pero luego no las practican. Me halagan de labios para afuera, pero después solo buscan las ganancias injustas.
Por lo tanto, oh rey, yo te ruego que aceptes el consejo que te voy a dar: Renuncia a tus pecados y actúa con justicia; renuncia a tu maldad y sé bondadoso con los oprimidos. Tal vez entonces tu prosperidad vuelva a ser la de antes».
»En aquel día los profetas se avergonzarán de sus visiones proféticas. Ya no engañarán a nadie vistiéndose con mantos de piel,
«Dile a todo el pueblo de la tierra, y también a los sacerdotes: “Cuando vosotros ayunabais y os lamentabais en los meses quinto y séptimo de los últimos setenta años, ¿realmente ayunabais en mi honor?
Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho.
―Tened cuidado —les advirtió Jesús—; evitad la levadura de los fariseos y de los saduceos.
»¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Cerráis el reino de los cielos a los demás, y ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que intentan hacerlo.
»Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan filacterias grandes y adornan sus ropas con borlas vistosas;
El Rey les responderá: “Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, por mí lo hicisteis”.
Así brille vuestra luz delante de todos, para que ellos puedan ver vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en el cielo.
Si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa recibiréis? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos?
»Cuando ayunéis, no pongáis cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Os aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa.
»Vosotros, pues, orad así: »“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
―Tened cuidado —les advirtió Jesús—; ¡ojo con la levadura de los fariseos y con la de Herodes!
Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidaos de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía.
»¡Tened cuidado! —advirtió a la gente—. Absteneos de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes».
Él les dijo: «Vosotros os hacéis los buenos ante la gente, pero Dios conoce vuestros corazones. Daos cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios.
¿Cómo va a ser posible que creáis vosotros si buscáis la gloria los unos de los otros, pero no buscáis la gloria que viene del Dios único?
Al ver esto, Pedro les dijo: «Pueblo de Israel, ¿por qué os sorprende lo que ha pasado? ¿Por qué nos miráis como si por nuestro propio poder o virtud hubiéramos hecho caminar a este hombre?
Los que tratan de obligaros a que os circuncidéis lo hacen únicamente para dar una buena impresión y evitar ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo.
Devuélveselo antes de la puesta del sol, para que se cubra con él durante la noche. Así estará él agradecido contigo, y tú habrás actuado con justicia a los ojos del Señor tu Dios.
Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa.
Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo.
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, vosotros habéis mostrado sirviendo a los santos, como lo seguís haciendo.
Cuidaos de no echar a perder el fruto de nuestro trabajo; procurad, más bien, recibir la recompensa completa.