Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino.
Mateo 5:37 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Cuando digáis “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digáis “no”, que sea no. Cualquier cosa de más proviene del maligno. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. Biblia Nueva Traducción Viviente Simplemente di: “Sí, lo haré” o “No, no lo haré”. Cualquier otra cosa proviene del maligno. Biblia Católica (Latinoamericana) Digan sí cuando es sí, y no cuando es no; cualquier otra cosa que se le añada, viene del demonio. La Biblia Textual 3a Edicion Pero sea vuestro hablar: Sí, sí. No, no. Porque lo que es más de esto procede del maligno. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Vuestro hablar sea: al sí, sí; al no, no. Lo que de esto excede, proviene del Malo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas sea vuestro hablar: Sí, sí: No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. |
Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino.
El campo es el mundo, y la buena semilla representa a los hijos del reino. La mala hierba son los hijos del maligno,
Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.
Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro.
Vosotros sois de vuestro padre, el diablo, cuyos deseos queréis cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!
Por lo tanto, dejando la mentira, hablad cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.
Además de todo esto, tomad el escudo de la fe, con el cual podéis apagar todas las flechas encendidas del maligno.
Dejad de mentiros unos a otros, ahora que os habéis quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios,
Que vuestra conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabréis cómo responder a cada uno.
Sobre todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que vuestro «sí» sea «sí», y vuestro «no», «no», para que no seáis condenados.
Os escribo, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os he escrito, queridos hijos, porque habéis conocido al Padre.
No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las de su hermano, justas.
Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo.