Así también lo insultaban los bandidos que estaban crucificados con él.
Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él.
Hasta los revolucionarios que estaban crucificados con Jesús se burlaban de él de la misma manera.
Hasta los ladrones que habían sido crucificados con él lo insultaban.
Y del mismo modo lo insultaban también los ladrones° que habían sido crucificados con Él.
Los ladrones que estaban crucificados con Él, también le injuriaban.
Pero yo tropecé, y ellos se alegraron, y a una se juntaron contra mí. Gente extraña, que yo no conocía, me calumniaba sin cesar.
Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Que baje ahora de la cruz ese Cristo, el rey de Israel, para que veamos y creamos. También lo insultaban los que estaban crucificados con él.
Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo, sino que, como está escrito: «Sobre mí han recaído los insultos de tus detractores».
Si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.