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Mateo 18:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Pero, si alguien hace pecan a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

pero si hacen que uno de estos pequeños que confía en mí caiga en pecado, sería mejor para ustedes que se aten una gran piedra de molino alrededor del cuello y se ahoguen en las profundidades del mar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de asno,° y lo hundieran en lo profundo del mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Si uno es ocasión de pecado para cualquiera de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una rueda de molino de las que mueven los asnos y lo sumergieran en el fondo del mar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí; mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le sumergiese en lo profundo del mar.

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Lòt tradiksyon



Mateo 18:6
16 Referans Kwoze  

«No toquéis a mis ungidos; no hagáis daño a mis profetas».


»¡Despierta, espada, contra mi pastor, contra el hombre en quien confío! —afirma el Señor Todopoderoso—. Hiere al pastor para que se dispersen las ovejas y vuelva yo mi mano contra los corderitos.


Porque así dice el Señor Todopoderoso, cuya gloria me envió contra las naciones que os saquearon: «La nación que toca a mi pueblo, toca la niña de mis ojos.


Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.


»Tened cuidado de no menospreciar a uno de estos pequeños. Porque os digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.


Así también, vuestro Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.


»Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí.


»Pero, si alguien hace pecan a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar.


―¿Quién eres, Señor? —preguntó. ―Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—.


Más vale no comer carne ni beber vino, ni hacer nada que haga caer a tu hermano.