Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.
Mateo 17:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús reprendió al demonio, y el demonio salió del joven. A partir de ese momento, el muchacho estuvo bien. Biblia Católica (Latinoamericana) En seguida Jesús dio una orden al demonio, que salió, y desde ese momento el niño quedó sano. La Biblia Textual 3a Edicion Y Jesús lo reprendió,° y el demonio salió de él, y el muchacho quedó sano desde aquella hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jesús lo increpó, el demonio salió del muchacho y éste quedó curado desde aquel momento. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora. |
Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.
―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.
―¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme acá al muchacho.
Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron: ―¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?
Jesús se dio la vuelta, la vio y le dijo: ―¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento.
Jesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades. También expulsó a muchos demonios, pero no los dejaba hablar porque sabían quién era él.
Además, de muchas personas salían demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.
Es que Jesús le había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Se había apoderado de él muchas veces y, aunque le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo custodia, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.
Estaba acercándose el muchacho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre.
Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: ―¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.