Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».
Mateo 10:36 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 los enemigos de cada cual serán los de su propia familia”. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y los enemigos del hombre serán los de su casa. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa!” . Biblia Católica (Latinoamericana) Cada cual verá a sus familiares volverse enemigos. La Biblia Textual 3a Edicion y los enemigos del hombre serán los de su casa.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 y los enemigos del hombre son los de su propia casa. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los enemigos del hombre serán los de su propia casa. |
Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».
Dirigiéndose a Abisay y a todos sus oficiales, David añadió: ―Si el hijo de mis entrañas intenta quitarme la vida, ¡qué no puedo esperar de este benjaminita! Dejadlo que me maldiga, pues el Señor se lo ha mandado.
Hasta mi mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la zancadilla.
«Incitaré a egipcio contra egipcio; luchará hermano contra hermano, amigo contra amigo, ciudad contra ciudad, reino contra reino.
Aun tus hermanos, los de tu propia familia, te han traicionado y gritan contra ti. Por más que te digan cosas agradables, no confíes en ellos.
Escucho a muchos decir con sorna: «¡Hay terror por todas partes!» y hasta agregan: «¡Denunciadlo! ¡Vamos a denunciarlo!» Aun mis mejores amigos esperan que tropiece. También dicen: «Quizá lo podamos seducir. Entonces lo venceremos y nos vengaremos de él».
El hijo ultraja al padre, la hija se rebela contra la madre, la nuera contra la suegra, y los enemigos de cada cual están en su propia casa.
»El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten.
―¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! ―Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo.
Eliab, el hermano mayor de David, le oyó hablar con los hombres y se puso furioso con él. Le reconvino: ―¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!