Como tres meses después, le informaron a Judá lo siguiente: ―Tu nuera Tamar se ha prostituido, y como resultado de sus andanzas ha quedado embarazada. ―¡Sacadla y quemadla! —exclamó Judá.
Mateo 1:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Biblia Nueva Traducción Viviente José, su prometido, era un hombre justo y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso en privado. Biblia Católica (Latinoamericana) Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. La Biblia Textual 3a Edicion Y José su marido, que era justo, pero no quería denunciarla, se propuso repudiarla en secreto.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 José, su esposo, que era un hombre recto, no quiso denunciarla sino que determinó repudiarla en privado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y José su marido, como era un hombre justo y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. |
Como tres meses después, le informaron a Judá lo siguiente: ―Tu nuera Tamar se ha prostituido, y como resultado de sus andanzas ha quedado embarazada. ―¡Sacadla y quemadla! —exclamó Judá.
Esta es la historia de Noé. Noé era un hombre justo y honrado entre su gente. Siempre anduvo fielmente con Dios.
»Si un hombre se acuesta con una esclava prometida a otro en matrimonio, pero que aún no ha sido rescatada ni declarada libre, a los dos se les impondrá el castigo debido, pero no se les condenará a muerte porque ella aún no ha sido declarada libre.
»Si alguien comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte.
―Moisés permitió que un hombre escribiera un certificado de divorcio y la despidiera —contestaron ellos.
ya que Herodes temía a Juan y lo protegía, pues sabía que era un hombre justo y santo. Cuando Herodes oía a Juan, se quedaba muy desconcertado, pero lo escuchaba con gusto.
Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la redención de Israel. El Espíritu Santo estaba con él
Ellos le contestaron: ―Venimos de parte del centurión Cornelio, un hombre justo y temeroso de Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dio instrucciones de invitarte a su casa para escuchar lo que tú tienes que decirle.
Cuando amaneció, no reconocieron la tierra, pero vieron una bahía que tenía playa, donde decidieron encallar el barco si fuera posible.
Confiando en esto, quise visitaros primero a vosotros para que recibierais doble bendición;
»Pero, si la acusación es verdadera y no se demuestra la virginidad de la joven,