El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los cansados, el Señor ama a los justos.
Marcos 10:52 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Biblia Nueva Traducción Viviente Y Jesús le dijo: —Puedes irte, pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Jesús le dijo: 'Puedes irte, tu fe te ha salvado. Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino. La Biblia Textual 3a Edicion Y Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y lo seguía° en el camino. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jesús le dijo: 'Vete; tu fe te ha salvado'. Y al momento recobró la vista y lo iba siguiendo por el camino. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante recibió su vista, y seguía a Jesús en el camino. |
El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los cansados, el Señor ama a los justos.
Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos;
Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.
Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.
―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.
Jesús extendió la mano y tocó al hombre. ―Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante quedó sano de la lepra.
Jesús se dio la vuelta, la vio y le dijo: ―¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento.
Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le fue la fiebre y se puso a servirles.
―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.
Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad.
―El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El más insignificante entre todos vosotros, ese es el más importante.
Jamás se ha sabido que alguien le haya abierto los ojos a uno que naciera ciego.
Entonces Jesús dijo: ―Yo he venido a este mundo para juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos.
para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados”.