Yo proclamaré el decreto del Señor: «Tú eres mi hijo», me ha dicho; «hoy mismo te he engendrado.
Marcos 1:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Esta es la Buena Noticia acerca de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios. Comenzó Biblia Católica (Latinoamericana) Este es el comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (Hijo de Dios). La Biblia Textual 3a Edicion Principio del evangelio° de Jesús el Mesías. ° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Principio del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. |
Yo proclamaré el decreto del Señor: «Tú eres mi hijo», me ha dicho; «hoy mismo te he engendrado.
Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: ―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escuchadle!»
Y, he aquí, una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».
El tentador se le acercó y le propuso: ―Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.
―El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
―Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.
Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengáis vida.
»Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Antes de la venida de Jesús, Juan predicó un bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.
En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana,
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?