Entre la aurora y el ocaso pueden ser destruidos y perecer para siempre, sin que a nadie le importe.
Lucas 8:42 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 porque su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo. Jesús se puso en camino y las multitudes lo apretujaban. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía. Biblia Nueva Traducción Viviente Su única hija, que tenía unos doce años, estaba muriendo. Mientras Jesús iba con Jairo, las multitudes lo rodeaban. Biblia Católica (Latinoamericana) porque su hija única, de unos doce años, se estaba muriendo. Y Jesús se dirigió a la casa de Jairo, rodeado de un gentío que casi lo sofocaba. La Biblia Textual 3a Edicion porque tenía una hija única,° como de doce años, y se estaba muriendo. Y mientras Él iba, las multitudes lo apretujaban, Biblia Serafín de Ausejo 1975 porque tenía una hija única, de unos doce años, que se estaba muriendo. Mientras iba andando, las gentes lo apretujaban. Biblia Reina Valera Gómez (2023) porque tenía una hija única, como de doce años, y ella se estaba muriendo. Y yendo, la multitud le apretaba. |
Entre la aurora y el ocaso pueden ser destruidos y perecer para siempre, sin que a nadie le importe.
En realidad, ¿quién sabe qué le conviene al hombre en esta breve y absurda vida suya, por donde pasa como una sombra? ¿Y quién puede decirle lo que sucederá en este mundo después de su muerte?
«Hijo de hombre, voy a quitarte de golpe la mujer que te deleita la vista. Pero no llores ni hagas lamentos, ni dejes tampoco que corran tus lágrimas.
»Y tú, hijo de hombre, el día en que yo les quite su fortaleza, su alegría y su gozo, el templo que les deleita la vista, el deseo de su corazón, y a sus hijos e hijas,
Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí. Harán lamentación por el que traspasaron, como quien hace lamentación por su hijo único; llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito.
Cuando ya se acercaba a las puertas del pueblo, vio que sacaban de allí a un muerto, hijo único de madre viuda. La acompañaba un grupo grande de la población.
En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa,
Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias, sin que nadie pudiera sanarla.
―¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús. Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: ―Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.
Por medio de un solo hombre, el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.