Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa.
Lucas 8:40 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban. Biblia Nueva Traducción Viviente Del otro lado del lago, las multitudes recibieron a Jesús porque lo estaban esperando. Biblia Católica (Latinoamericana) Ya había gente para recibir a Jesús a su regreso, pues todos estaban esperándolo. La Biblia Textual 3a Edicion Al regresar Jesús, la multitud le dio la bienvenida, pues todos lo estaban esperando. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al volver Jesús, fue bien acogido por la multitud; pues todos lo estaban esperando. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que cuando Jesús volvió, la multitud le recibió con gozo; porque todos le esperaban. |
Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa.
Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede ser su hijo?» La muchedumbre lo escuchaba con agrado.
Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, y se reunió alrededor de él una gran multitud, por lo que él se quedó en la orilla.
ya que Herodes temía a Juan y lo protegía, pues sabía que era un hombre justo y santo. Cuando Herodes oía a Juan, se quedaba muy desconcertado, pero lo escuchaba con gusto.
Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con gran interés.
Estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios.
―Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él.
Juan era una lámpara encendida y brillante, y vosotros decidisteis disfrutar de su luz por algún tiempo.
Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha encomendado que nos digas.