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Lucas 7:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

y los envió al Señor a preguntarle: ―¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

y los envió al Señor para que le preguntaran: «¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y los envió a que preguntaran al Señor: '¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

los envió al Señor,° diciendo: ¿Eres Tú el que viene, o hemos de aguardar a otro?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y los envió a preguntar al Señor: '¿Eres tú el que tiene que venir, o hemos de esperar a otro?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y llamó Juan a dos de sus discípulos, y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú Aquél que había de venir, o esperaremos a otro?

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Lòt tradiksyon



Lucas 7:19
38 Referans Kwoze  

Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia.


Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».


El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey, quien merece la obediencia de los pueblos.


Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces.


Por eso, el Señor mismo os dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.


Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales.


¡haré temblar a todas las naciones! Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa —dice el Señor Todopoderoso—.


¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.


Pero para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y saldréis saltando como becerros recién alimentados.


Reunió a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus malignos.


Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde pensaba ir.


Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ―Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.


―Resulta que vosotros los fariseos —dijo el Señor— limpiáis el vaso y el plato por fuera, pero por dentro estáis llenos de codicia y de maldad.


Respondió el Señor: ―¿Dónde se halla un mayordomo fiel y prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo?


―¡Hipócritas! —le contestó el Señor—. ¿Acaso no desata cada uno de vosotros su buey o su burro en sábado, y lo saca del establo para llevarlo a tomar agua?


Entonces los apóstoles le dijeron al Señor: ―¡Aumenta nuestra fe!


―Si tuvierais una fe tan pequeña como un grano de mostaza —les respondió el Señor—, podríais decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar”, y os obedecería.


Continuó el Señor: «Tened en cuenta lo que dijo el juez injusto.


Pero Zaqueo dijo resueltamente: ―Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y, si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea.


El Señor se volvió y miró directamente a Pedro. Entonces Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces».


«¡Es cierto! —decían—. El Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón».


Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: ―No llores.


Cuando se acercaron a Jesús, ellos le dijeron: ―Juan el Bautista nos ha enviado a preguntarte: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?”


María era la misma que ungió con perfume al Señor y le secó los pies con sus cabellos.


Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan


―Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga nos explicará todas las cosas.


Sin embargo, algunas barcas de Tiberíades se aproximaron al lugar donde la gente había comido el pan después de haber dado gracias el Señor.


Luego Josué hijo de Nun envió secretamente, desde Sitín, a dos espías con la siguiente orden: «Id a explorar la tierra, especialmente Jericó». Cuando los espías llegaron a Jericó, se hospedaron en la casa de una prostituta llamada Rajab.


Por mi parte, yo encargaré a mis dos testigos que, vestidos de luto, profeticen durante mil doscientos sesenta días».