Resulta que había sobre él un letrero, que decía: «Este es el Rey de los judíos».
Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
Encima de su cabeza, colocaron un letrero que decía: «Este es el Rey de los judíos».
Porque había sobre la cruz un letrero que decía: 'Este es el rey de los judíos.
Y había también una inscripción por encima de Él: Éste es el Rey de los judíos.°
Había también sobre él una inscripción: ÉSTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
Y había también sobre él un título escrito con letras griegas, y latinas, y hebreas: ÉSTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
―¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo.
Mientras tanto, Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó: ―¿Eres tú el rey de los judíos? ―Tú lo dices —respondió Jesús.
Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos».
―¡Salve, rey de los judíos! —lo aclamaban.
Un letrero tenía escrita la causa de su condena: «El Rey de los judíos».
Que baje ahora de la cruz ese Cristo, el rey de Israel, para que veamos y creamos. También lo insultaban los que estaban crucificados con él.
Así que Pilato preguntó a Jesús: ―¿Eres tú el rey de los judíos? ―Tú mismo lo dices —respondió.
―¡Viva el rey de los judíos! —le gritaban, mientras se le acercaban para abofetearlo.