En sus palabras no hay sinceridad; en su interior solo hay corrupción. Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños.
Lucas 11:44 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 »¡Ay de vosotros!, que sois como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta». Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Sí, qué aflicción les espera! Pues son como tumbas escondidas en el campo. Las personas caminan sobre ellas sin saber de la corrupción que están pisando». Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Pobres de ustedes!, porque son como esas tumbas que apenas se notan: uno no se da cuenta sino cuando ya las ha pisado. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Ay de vosotros!° Porque sois como los sepulcros, disimulados, y los hombres que caminan encima no lo saben.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros sin indicación alguna, sobre los cuales pasan los hombres sin saberlo!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros encubiertos, y los hombres que andan encima no lo saben. |
En sus palabras no hay sinceridad; en su interior solo hay corrupción. Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños.
Cuando al recorrer el país uno de estos hombres encuentre algún hueso humano, colocará a su lado una señal, hasta que los enterradores lo sepulten en el Valle del ejército de Gog.
El profeta, junto con Dios, es el centinela de Efraín, pero enfrenta trampas en todos sus caminos, y hostilidad en la casa de su Dios.
»Quien al pasar por un campo toque el cadáver de alguien que haya sido asesinado o que haya muerto de muerte natural, o toque huesos humanos o un sepulcro, quedará impuro siete días.
Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas».
―¡Hipócrita, a ti también te va a golpear Dios! —reaccionó Pablo—. ¡Ahí estás sentado para juzgarme según la ley!, ¿y tú mismo violas la ley al mandar que me golpeen?