Decretó celebrar una fiesta el día quince del mes octavo, semejante a la que se celebraba en Judá. En el altar de Betel ofreció sacrificios a los becerros que había hecho, y estableció también sacerdotes para los santuarios paganos que había construido.
»”Durante los siete días de la fiesta, que comienza el día quince del mes séptimo, el príncipe deberá proveer lo mismo para el sacrificio por el pecado, el holocausto y las ofrendas de cereales y de aceite.
Será para vosotros un sábado de solemne reposo, y deberéis observar el ayuno. Este sábado lo observaréis desde la tarde del día nueve del mes hasta la tarde siguiente».
»Entonces los sobrevivientes de todas las naciones que atacaron a Jerusalén subirán año tras año para adorar al Rey, al Señor Todopoderoso, y para celebrar la fiesta de las Enramadas.
»El día quince del mes séptimo celebrarás una fiesta solemne, y nadie realizará ningún tipo de trabajo. Durante siete días celebrarás una fiesta en honor del Señor.