También estaban encargados del pan de la Presencia, de la harina para las ofrendas de cereales, de las hojuelas sin levadura, de las ofrendas fritas en sartén o cocidas, y de todas las medidas de capacidad y de longitud.
Levítico 19:36 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Usad balanzas, pesas y medidas justas. Yo soy el Señor vuestro Dios, que os saqué de Egipto. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendréis. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto. Biblia Nueva Traducción Viviente Tus balanzas y pesas deben ser exactas. Tus recipientes para medir materiales secos o líquidos deben ser exactos. Yo soy el Señor tu Dios quien te sacó de la tierra de Egipto. Biblia Católica (Latinoamericana) usen balanzas justas, peso, medida y sextuario justos: ¡Yo soy Yavé, el Dios de ustedes, que los saqué del país de Egipto! La Biblia Textual 3a Edicion Tendréis balanzas justas, pesas justas, efa justo e hin justo.° Yo, YHVH vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tendréis balanzas justas, peso justo, el efá justo y el hin justo. Yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os ha sacado del país de Egipto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Balanzas justas, pesas justas, efa justo, e hin justo tendréis: Yo soy Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto. |
También estaban encargados del pan de la Presencia, de la harina para las ofrendas de cereales, de las hojuelas sin levadura, de las ofrendas fritas en sartén o cocidas, y de todas las medidas de capacidad y de longitud.
«Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo.
El Señor aborrece las balanzas adulteradas, pero aprueba las pesas exactas.
Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya.
Yo soy el Señor, que os sacó de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Sed, pues, santos, porque yo soy santo.
»Obedeced todos mis estatutos. Poned por obra todos mis preceptos. Yo soy el Señor».
«¿Y qué es?», le pregunté. Y él me contestó: «Es una canasta de veintidós litros. Es la maldad de la gente de todo el país».