Al pasar los soldados de Absalón por la casa, le preguntaron a la mujer: ―¿Dónde están Jonatán y Ajimaz? ―Cruzaron el río —respondió ella. Los soldados salieron en busca de ellos, pero, como no pudieron encontrarlos, regresaron a Jerusalén.
Levítico 19:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 »No robéis. »No mintáis. »No engañéis a vuestro prójimo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. Biblia Nueva Traducción Viviente »No robes. »No se engañen ni se estafen unos a otros. Biblia Católica (Latinoamericana) No hurtarán, no mentirán, ni se engañarán mutuamente. La Biblia Textual 3a Edicion No robaréis,° ni mentiréis,° ni os engañaréis unos a otros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No hurtaréis, ni mentiréis, ni os engañaréis unos a otros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No hurtaréis, y no engañaréis, ni mentiréis ninguno a su prójimo. |
Al pasar los soldados de Absalón por la casa, le preguntaron a la mujer: ―¿Dónde están Jonatán y Ajimaz? ―Cruzaron el río —respondió ella. Los soldados salieron en busca de ellos, pero, como no pudieron encontrarlos, regresaron a Jerusalén.
El anciano replicó: ―También yo soy profeta, como tú. Y un ángel, obedeciendo la palabra del Señor, me dijo: “Llévalo a tu casa para que coma pan y beba agua”. Así lo engañó,
Jamás habitará bajo mi techo nadie que practique el engaño; jamás prevalecerá en mi presencia nadie que hable con falsedad.
»No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca».
»Si alguien roba un toro o una oveja, y los mata o los vende, deberá devolver cinco cabezas de ganado por el toro, y cuatro ovejas por la oveja.
»Si alguien deja dinero o bienes en la casa de un amigo, y esos bienes le son robados, el ladrón deberá devolver el doble, en caso de que lo atrapen.
»No divulgues informes falsos. »No te hagas cómplice del malvado ni apoyes los testimonios del violento.
»Desde el más pequeño hasta el más grande, todos codician ganancias injustas; desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño.
»No rebusquéis hasta el último racimo de sus viñas, ni recojáis las uvas que se hayan caído. Dejadlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor vuestro Dios.
¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso. Así está escrito: «Por eso, eres justo en tu sentencia, y triunfarás cuando te juzguen».
Por lo tanto, dejando la mentira, hablad cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.
El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.
Dejad de mentiros unos a otros, ahora que os habéis quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios,
para los adúlteros y los homosexuales, para los traficantes de esclavos, los embusteros y los que juran en falso. En fin, la ley es para todo lo que está en contra de la sana doctrina
Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Esta es la segunda muerte».