»Si alguien ofrece al Señor un holocausto de ave, deberá presentar una tórtola o un pichón de paloma.
Levítico 15:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma, y se presentará ante el Señor, a la entrada de la Tienda de reunión. Allí entregará las aves al sacerdote, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y el octavo día tomará dos tórtolas o dos palominos, y vendrá delante de Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión, y los dará al sacerdote; Biblia Nueva Traducción Viviente Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma e irá ante el Señor a la entrada del tabernáculo y dará sus ofrendas al sacerdote. Biblia Católica (Latinoamericana) Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones y se presentará ante Yavé a la entrada de la Tienda de las Citas para entregarlos al sacerdote. La Biblia Textual 3a Edicion Al octavo día tomará dos tórtolas o dos palominos, y comparecerá ante YHVH, a la entrada de la Tienda de Reunión, y los entregará al sacerdote. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El octavo día, tomará dos tórtolas o dos pichones, se presentará delante de Yahveh a la entrada de la tienda del encuentro y se los entregará al sacerdote, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el octavo día tomará dos tórtolas, o dos palominos, y vendrá delante de Jehová a la puerta del tabernáculo de la congregación, y los dará al sacerdote: |
»Si alguien ofrece al Señor un holocausto de ave, deberá presentar una tórtola o un pichón de paloma.
»Una vez cumplido su período de purificación, sea que haya tenido un niño o una niña, tomará un cordero de un año como holocausto, y un pichón de paloma o una tórtola como sacrificio expiatorio, y los llevará al sacerdote, a la entrada de la Tienda de reunión,
Pero, si no le alcanza para comprar un cordero, tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma, uno como holocausto y el otro como sacrificio expiatorio. Así el sacerdote hará propiciación por la mujer, y ella quedará purificada».
Al octavo día llevará dos palomas o dos tórtolas, y se las entregará al sacerdote a la entrada de la Tienda de reunión.
Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.
Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios,
Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.
Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos.