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Jueces 3:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Los israelitas volvieron a clamar al Señor, y el Señor les levantó un libertador: Aod, el hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín, quien era zurdo. Por medio de él los israelitas enviaron tributo a Eglón, rey de Moab.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sin embargo, cuando el pueblo de Israel clamó al Señor por ayuda, el Señor nuevamente levantó a un libertador para salvarlos. Se llamaba Aod, hijo de Gera, quien era un hombre zurdo, de la tribu de Benjamín. Los israelitas enviaron a Aod a entregar el dinero del tributo al rey Eglón, de Moab.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Los israelitas clamaron entonces a Yavé, y Yavé hizo que les surgiera un salvador, Ehud, hijo de Guera, un hombre de Benjamín que era zurdo. Los israelitas le encargaron que llevara el tributo a Eglón, rey de Moab.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero cuando los hijos de Israel clamaron a YHVH, YHVH les levantó un libertador: Aod ben Gera, benjaminita, hombre zurdo, por medio del cual los hijos de Israel enviaron un presente° a Eglón, rey de Moab.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Clamaron entonces los israelitas a Yahveh, y Yahveh les suscitó un libertador: Ehúd, hijo de Guerá, benjaminita, que era zurdo. Los israelitas enviaron por medio de él un presente a Eglón, rey de Moab.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mas cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, Jehová les levantó un libertador, a Aod, hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab.

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Lòt tradiksyon



Jueces 3:15
22 Referans Kwoze  

Amasá no se percató de que en la otra mano Joab llevaba la daga, así que Joab se la clavó en el vientre, y las entrañas de Amasá se derramaron por el suelo. Amasá murió de una sola puñalada, y luego Joab y su hermano Abisay persiguieron a Sabá hijo de Bicrí.


Con la mano derecha, Joab tomó a Amasá por la barba para besarlo, mientras le preguntaba: «¿Cómo estás, hermano?»


Eran arqueros que podían lanzar piedras y disparar flechas con ambas manos. De los benjaminitas parientes de Saúl:


Los hijos de Bela fueron Adar, Guerá, Abiud,


y año tras año le llevaban regalos: artículos de plata y de oro, vestidos, armas y perfumes, y caballos y mulas.


Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».


Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él.


Días y años nos has afligido, nos has hecho sufrir; ¡devuélvenos ahora ese tiempo en alegría!


Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante.


Muchos buscan congraciarse con los poderosos; todos son amigos de quienes reparten regalos.


El regalo secreto apacigua el enojo; el obsequio discreto calma la ira violenta.


»No hagáis caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Haced las paces conmigo, y rendíos. De este modo cada uno podrá comer de su vid y de su higuera, y beber agua de su propio pozo,


“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”.


Entonces el Señor hizo surgir caudillos que los libraron del poder de esos invasores.


Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar.


Los israelitas estuvieron sometidos a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.


Aod se había hecho un puñal de doble filo como de treinta centímetros de largo, el cual sujetó a su muslo derecho por debajo de la ropa.


Pero clamaron al Señor, y él hizo que surgiera un libertador, Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y Otoniel liberó a los israelitas.


Los israelitas clamaron al Señor porque Jabín tenía novecientos carros de hierro y, durante veinte años, había oprimido cruelmente a los israelitas.


Pero algunos insolentes protestaron: «¿Y este es el que nos va a salvar?» Y fue tanto su desprecio por Saúl que ni le ofrecieron regalos. Saúl, por su parte, no les hizo caso.