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Jueces 18:28 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

No hubo nadie que los librara, porque vivían lejos de Sidón y no se relacionaban con nadie más. La ciudad estaba situada en un valle cercano a Bet Rejob. Después los mismos danitas reconstruyeron la ciudad y se establecieron allí.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y no hubo quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

No hubo quien rescatara a los habitantes porque vivían a gran distancia de Sidón y no tenían aliados cerca. Esto sucedió en el valle cerca de Bet-rehob. Después la gente de la tribu de Dan reconstruyó la ciudad para vivir allí

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No hubo nadie que la socorriera pues Sidón quedaba lejos y no tenían relación con nadie. La ciudad efectivamente se encuentra en la llanura en dirección a Bet-Rejob. La reconstruyeron y se instalaron allí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y no hubo quien la librara, porque estaba lejos de Sidón, y no tenían trato con hombre alguno. Estaba en el valle de Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad y habitaron en ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No hubo quien viniera en su auxilio, porque la ciudad estaba lejos de Sidón y no tenía relaciones con nadie. Estaba situada en el valle que hay junto a Bet Rejob. Reedificaron la ciudad y se establecieron en ella.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y no hubo quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían comercio con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay en Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella.

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Lòt tradiksyon



Jueces 18:28
14 Referans Kwoze  

Al darse cuenta los amonitas de que habían ofendido a David, hicieron trámites para contratar mercenarios: de entre los sirios de Bet Rejob y de Sobá, veinte mil soldados de infantería; del rey de Macá, mil hombres; y de Tob, doce mil hombres.


Esta tu sierva tenía dos hijos, los cuales se pusieron a pelear en el campo. Como no había nadie que los separara, uno de ellos le asestó un golpe al otro y lo mató.


Fueron por Galaad y por el territorio de Tajtín Jodsí, hasta llegar a Dan Jaán y a los alrededores de Sidón.


»Vosotros que os olvidáis de Dios, considerad lo que he dicho; de lo contrario, os haré pedazos, y no habrá nadie que os salve.


De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre.


Él dijo: «¡Virgen violentada, hija de Sidón: no volverás a alegrarte! »Levántate y cruza hasta Chipre; ¡ni siquiera allí encontrarás descanso!»


Avergüénzate, Sidón, fortaleza del mar, porque el mar ha dicho: «No he estado con dolores de parto ni he dado a luz; no he criado hijos ni educado hijas».


Los doce hombres se fueron y exploraron la tierra, desde el desierto de Zin hasta Rejob, cerca de Lebó Jamat.


El Señor los entregó en manos de los israelitas, quienes los atacaron y persiguieron hasta la gran ciudad de Sidón, y hasta Misrefot Mayin y el valle de Mizpa al este, y no quedaron sobrevivientes.


La frontera seguía hacia Abdón, Rejob, Hamón y Caná, hasta tocar la gran ciudad de Sidón.


En aquella época no había rey en Israel, y la tribu de Dan andaba buscando un territorio propio donde establecerse, porque hasta ese momento no había recibido la parte que le correspondía de entre las tribus de Israel.


La llamaron Dan en honor a su antepasado del mismo nombre, que fue hijo de Israel, aunque antes la ciudad se llamaba Lais.


Los cinco hombres se fueron y llegaron a Lais, donde vieron que la gente vivía segura, tranquila y confiada, tal como vivían los sidonios. Gozaban de prosperidad y no les faltaba nada. Además, vivían lejos de los sidonios y no se relacionaban con nadie más.