Juan 9:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―¡Ahí está lo sorprendente! —respondió el hombre—: que vosotros no sepáis de dónde salió, y que a mí me haya abierto los ojos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡Qué cosa tan extraña! —respondió el hombre—. A mí me sanó los ojos, ¿y ustedes ni siquiera saben de dónde proviene? Biblia Católica (Latinoamericana) El hombre contestó: 'Esto es lo extraño: él me ha abierto los ojos y ustedes no entienden de dónde viene. La Biblia Textual 3a Edicion Respondió el hombre, y les dijo: Pues en esto hay algo asombroso: que vosotros no sepáis de dónde es, y a mí me restauró los ojos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El hombre les respondió: 'Pues esto sí que es asombroso: que vosotros no sepáis de dónde es, y que me haya abierto los ojos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Respondió el hombre, y les dijo: Por cierto, cosa maravillosa es esta, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. |
Por eso, una vez más asombraré a este pueblo con prodigios maravillosos; perecerá la sabiduría de sus sabios, y se esfumará la inteligencia de sus inteligentes».
En aquel día podrán los sordos oír la lectura del rollo, y los ojos de los ciegos podrán ver desde la oscuridad y la penumbra.
Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos;
Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.
Les dijo Jesús: ―¿No habéis leído nunca en las Escrituras: »“La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular; esto es obra del Señor, y nos deja maravillados”?
Y se quedó asombrado de su incredulidad. Jesús recorría los alrededores, enseñando de pueblo en pueblo.
Entonces respondió a los enviados: ―Id y contadle a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.
A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él.
―Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—.
Y sabemos que a Moisés le habló Dios; pero de este no sabemos ni de dónde salió.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí a los piadosos y a quienes hacen su voluntad.
Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo.