Le agradó al Señor, por amor a su justicia, hacer su ley grande y gloriosa.
Juan 8:49 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―No estoy poseído por ningún demonio —contestó Jesús—. Tan solo honro a mi Padre; pero vosotros me deshonráis a mí. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis. Biblia Nueva Traducción Viviente —No —dijo Jesús—, no tengo ningún demonio. Pues yo honro a mi Padre; en cambio, ustedes me deshonran a mí. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús les dijo: 'Yo no tengo un demonio, pero ustedes me deshonran a mí porque honro a mi Padre. La Biblia Textual 3a Edicion Jesús respondió: Yo no tengo demonio, sino que honro a mi Padre y vosotros me° deshonráis. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Contestó Jesús: 'Yo no estoy endemoniado, sino que honro a mi Padre, mientras que vosotros me quitáis todo honor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis. |
Le agradó al Señor, por amor a su justicia, hacer su ley grande y gloriosa.
Cuando Jesús oyó esto, dijo: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado».
¡Padre, glorifica tu nombre!» Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo».
Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.
Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste.
El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.
Así pues, los apóstoles salieron del Consejo, llenos de gozo por haber sido considerados dignos de sufrir afrentas por causa del Nombre.
¿No os enseña el mismo orden natural de las cosas que es una vergüenza para el hombre dejarse crecer el cabello,
lo que se siembra en oprobio resucita en gloria; lo que se siembra en debilidad resucita en poder;
Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia.