Juan 8:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―Nadie, Señor. ―Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Biblia Nueva Traducción Viviente —Ni uno, Señor —dijo ella. —Yo tampoco —le dijo Jesús—. Vete y no peques más. ---------- Biblia Católica (Latinoamericana) Ella contestó: 'Ninguno, señor. Y Jesús le dijo: 'Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella respondió: 'Nadie, Señor'. Díjole Jesús: 'Pues tampoco yo te condeno; vete, y desde ahora en adelante no peques más'.] Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. |
Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón.
Buscad al Señor mientras se deje encontrar, llamadlo mientras esté cercano.
¡Os digo que no! De la misma manera, todos vosotros pereceréis, a menos que os arrepientan.
¡Os digo que no! De la misma manera, todos vosotros pereceréis, a menos que os arrepintáis».
Os digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.
Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”».
Os digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
―Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios siervos pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Después de esto Jesús, lo encontró en el templo y le dijo: ―Mira, ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor.
Vosotros juzgáis según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie.
¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?
¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera? ¿No sois vosotros los que debéis juzgar a los de adentro?
»Nombrarás jueces y funcionarios que juzguen con justicia al pueblo, en cada una de las ciudades que el Señor tu Dios entregará a tus tribus.
y te presentarás ante los sacerdotes levitas y ante el juez en funciones. Los consultarás, y ellos te darán el veredicto.
Tened presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación, tal como os escribió también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio.