La furia del hombre se vuelve tu alabanza, y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta.
Juan 7:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Entonces quisieron arrestarlo, pero nadie le echó mano, porque aún no había llegado su hora. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces los líderes trataron de arrestarlo, pero nadie le puso las manos encima, porque aún no había llegado su momento. Biblia Católica (Latinoamericana) Los judíos hubieran querido llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima porque todavía no había llegado su hora. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces procuraban prenderlo, pero nadie pudo echarle mano, porque aún no había llegado su hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Querían, pues, prenderlo; pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces procuraban prenderle; pero ninguno puso mano sobre Él, porque aún no había llegado su hora. |
La furia del hombre se vuelve tu alabanza, y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta.
Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que va a suceder. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo.
Buscaban la manera de arrestarlo, pero temían a la gente, porque esta lo consideraba un profeta.
Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo oyeron y comenzaron a buscar la manera de matarlo, pues le temían, ya que toda la gente se maravillaba de sus enseñanzas.
Los maestros de la ley y los jefes de los sacerdotes, cayendo en la cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos, buscaron la manera de echarle mano en aquel mismo momento. Pero temían al pueblo.
Todos los días estaba con vosotros en el templo, y no os atrevisteis a ponerme las manos encima. Pero ya ha llegado vuestra hora, cuando reinan las tinieblas.
Por su parte, los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado la orden de que, si alguien llegaba a saber dónde estaba Jesús, debía denunciarlo para que lo arrestaran.
¿No os ha dado Moisés la ley a vosotros? Sin embargo, ninguno de vosotros la cumple. ¿Por qué tratáis entonces de matarme?
Los fariseos oyeron a la multitud que murmuraba estas cosas acerca de él, y junto con los jefes de los sacerdotes mandaron unos guardias del templo para arrestarlo.
Por eso Jesús les dijo: ―Para vosotros cualquier tiempo es bueno, pero mi tiempo aún no ha llegado.
Subid vosotros a la fiesta. Yo no voy todavía a esta fiesta porque mi tiempo aún no ha llegado.
Estas palabras las dijo Jesús en el lugar donde se depositaban las ofrendas, mientras enseñaba en el templo. Pero nadie le echó mano, porque aún no había llegado su tiempo.
Yo sé que sois descendientes de Abraham. Sin embargo, procuráis matarme porque no está en vuestros planes aceptar mi palabra.
Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió inadvertido del templo.
Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche, cuando nadie puede trabajar.