¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.
Juan 3:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Biblia Nueva Traducción Viviente Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. Biblia Católica (Latinoamericana) Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. La Biblia Textual 3a Edicion Porque Dios no envió al Hijo al mundo para juzgar° al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque Dios no envió su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por su medio. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. |
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.
«La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).
»Tened cuidado de no menospreciar a uno de estos pequeños. Porque os digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Al día siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tenéis al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
¿por qué acusáis de blasfemia a quien el Padre apartó para sí y envió al mundo? ¿Tan solo porque dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?
Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.
para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.
»Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y estos reconocen que tú me enviaste.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
―¡La paz sea con vosotros! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo os envío a vosotros.
El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción.
»El testimonio con que yo cuento tiene más peso que el de Juan. Porque esa misma tarea que el Padre me ha encomendado que lleve a cabo, y que estoy haciendo, es la que testifica que el Padre me ha enviado.
ni vive su palabra en vosotros, porque no creéis en aquel a quien él envió.
»Pero no penséis que yo voy a acusaros delante del Padre. Quien os va a acusar es Moisés, en quien tenéis puesta vuestra esperanza.
―Esta es la obra de Dios: que creáis en aquel a quien él envió —respondió Jesús.
Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.
Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí.
pero yo sí lo conozco porque vengo de parte suya, y él mismo me ha enviado.
―Si Dios fuera vuestro Padre —les contestó Jesús—, vosotros me amaríais, porque yo he venido de Dios y aquí me tenéis. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.
Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.
Y nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.