¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo os comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras.
Juan 12:49 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me encargó qué decir y cómo decirlo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo no hablo con autoridad propia; el Padre, quien me envió, me ha ordenado qué decir y cómo decirlo. Biblia Católica (Latinoamericana) Porque yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre, al enviarme, me ha mandado lo que debo decir y cómo lo debo decir. La Biblia Textual 3a Edicion Porque Yo no he hablado por mí mismo, sino que el Padre que me envió, Él me ha dado mandamiento de lo que he de decir y lo que he de hablar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado, él me ha dado el mandato de lo que tengo que decir y hablar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque yo no he hablado de mí mismo; sino que el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. |
¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo os comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras.
El que no me ama no obedece mis palabras. Pero estas palabras que oís no son mías, sino del Padre, que me envió.
pero el mundo tiene que saber que amo al Padre, y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga. »¡Levantaos, vámonos de aquí!
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; os he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir os lo he dado a conocer.
porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio.
y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
Entonces Jesús afirmó: ―Ciertamente os aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace, porque cualquier cosa que hace el Padre, la hace también el Hijo.
Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo solo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad, sino cumplir la voluntad del que me envió.
―Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Son muchas las cosas que tengo que decir y juzgar de vosotros. Pero el que me envió es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo que le repito al mundo.
Por eso Jesús añadió: ―Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado.
―Si Dios fuera vuestro Padre —les contestó Jesús—, vosotros me amaríais, porque yo he venido de Dios y aquí me tenéis. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.
Por eso levantaré entre sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande.
Esta es la revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel para dar a conocer la revelación a su siervo Juan,