la gente recta se aferra a su camino y los de manos limpias aumentan su fuerza.
Juan 10:28 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Biblia Nueva Traducción Viviente Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, Biblia Católica (Latinoamericana) y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano. La Biblia Textual 3a Edicion y Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo les doy vida eterna y nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. |
la gente recta se aferra a su camino y los de manos limpias aumentan su fuerza.
Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados.
porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará; los malvados, en cambio, se hundirán en la desgracia.
La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud.
Yo, el Señor, soy su guardián; todo el tiempo riego mi viña. Día y noche cuido de ella para que nadie le haga daño.
Pero Israel será salvado por el Señor con salvación eterna; y nunca más volverá a ser avergonzado ni humillado.
No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada. Esta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede —afirma el Señor—.
Prestad atención y venid a mí, escuchadme y viviréis. Haré con vosotros un pacto eterno, conforme a mi constante amor por David.
Pondré sobre ellas pastores que las pastorearán, y ya no temerán ni se espantarán, ni faltará ninguna de ellas —afirma el Señor—.
Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: «Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad,
Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor—. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados».
Haré con ellos un pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor; pondré mi temor en sus corazones, y así no se apartarán de mí.
Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos.
Entonces Jesús exclamó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró.
Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar.
Entonces Jesús le dijo: ―Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera;
Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero vosotros sí me veréis. Y porque yo vivo, también vosotros viviréis.
ya que le has conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda vida eterna a todos los que le has dado.
Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho: «De los que me diste ninguno se perdió».
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios».
pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.
»Ciertamente os aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Trabajad, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del hombre. Sobre este ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.
―Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. ―Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu.
Pues, si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo.
También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!
Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús,
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Tú eres quien ama a su pueblo; todos los santos están en tu mano. Por eso siguen tus pasos y de ti reciben instrucción.
Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en vosotros la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios os escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tenéis en la verdad.
Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así llego a servir de ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna.
Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado.
Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.
a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos.
Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y os anunciamos a vosotros la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado.
Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los que son amados por Dios el Padre, guardados por Jesucristo y llamados a la salvación:
¡Al único Dios, nuestro Salvador, que puede guardaros para que no caigáis y presentaros sin tacha y con gran alegría ante su gloriosa presencia,
Él guiará los pasos de sus fieles, pero los malvados se perderán entre las sombras. ¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!