»”¿No te has dado cuenta? ¡Hace mucho tiempo que lo he preparado! Desde tiempo atrás lo vengo planeando, y ahora lo he llevado a cabo; por eso tú has dejado en ruinas las ciudades fortificadas.
Josué 8:28 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Luego Josué incendió la ciudad, reduciéndola a escombros, como permanece hasta el día de hoy. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón de escombros, asolada para siempre hasta hoy. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego Josué incendió la ciudad de Hai, la cual se convirtió en un montón de ruinas y aún sigue desolada hasta el día de hoy. Biblia Católica (Latinoamericana) Josué quemó Aí y la convirtió en un montón de ruinas para siempre, como se la ve todavía hoy. La Biblia Textual 3a Edicion Luego Josué incendió a Hai y la redujo para siempre a un montón de ruinas, desolación que se mantiene hasta hoy. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Éste incendió Ay y la convirtió en un perpetuo montón de ruinas hasta el día de hoy. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón perpetuo, asolado hasta hoy. |
»”¿No te has dado cuenta? ¡Hace mucho tiempo que lo he preparado! Desde tiempo atrás lo vengo planeando, y ahora lo he llevado a cabo; por eso tú has dejado en ruinas las ciudades fortificadas.
Profecía contra Damasco: «¡Mirad Damasco! ¡Ya no será una ciudad! ¡Será convertida en un montón de escombros!
Has convertido la ciudad en un montón de escombros, la ciudad fortificada en una ruina. Ya no es ciudad la ciudadela de extranjeros; nunca más volverá a ser reconstruida.
Vienen días —afirma el Señor— en que yo haré resonar el grito de guerra contra Rabá de los amonitas; y se convertirá en un montón de ruinas, y sus ciudades serán incendiadas. Entonces Israel despojará de todo a los que de todo la despojaron —afirma el Señor—.
¡Atacadla desde los confines de la tierra! ¡Abrid sus graneros! ¡Amontonadla como las gavillas! ¡Destruidla por completo! ¡Que no quede nada de ella!
«Convertiré a Jerusalén en un montón de ruinas, en una guarida de chacales. Convertiré en desolación las ciudades de Judá; ¡las dejaré sin habitantes!»
Por lo tanto, por culpa vuestra Sión será como un campo arado; Jerusalén quedará en ruinas, y el monte del templo se volverá un matorral.
Lleva todo el botín a la plaza pública, y préndele fuego a la ciudad y a todo el botín. Será una ofrenda totalmente quemada para el Señor tu Dios. La ciudad se quedará para siempre en ruinas, y no volverá a ser reedificada.
No te apropies de nada que haya sido consagrado a la destrucción. De ese modo, el Señor alejará de ti el furor de su ira, te tratará con misericordia y compasión, y hará que te multipliques, tal como se lo juró a tus antepasados.
Además, Josué colocó doce piedras en el cauce del río donde se detuvieron los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Esas piedras siguen allí hasta el día de hoy.
También mandó ahorcar en un árbol al rey de Hai, y ordenó que dejaran su cuerpo colgando hasta la tarde. Al ponerse el sol, Josué mandó que bajaran el cuerpo del rey y lo arrojaran a la entrada de la ciudad. Así mismo, pidió que se amontonaran piedras encima del cadáver. Y ese montón de piedras permanece hasta el día de hoy.