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Joel 2:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Congregad al pueblo, purificad la asamblea; juntad a los ancianos del pueblo, reunid a los pequeños y a los niños de pecho. Que salga de su alcoba el recién casado, y la recién casada de su cámara nupcial.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Reúnan a toda la gente: ancianos, niños y aun los bebés. Llamen al novio de su habitación y a la novia de su cuarto de espera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Congreguen al pueblo, reúnan a los ancianos y que todos se purifiquen. Traigan también a los pequeños y a los niños de pecho, y que los recién casados dejen su cama.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Congregad al pueblo, Santificad la asamblea, reunid a los ancianos, Reunid a los niños y a los que maman! ¡Salga el novio de su alcoba, y la novia de su tálamo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

reunid al pueblo, santificad la reunión, congregad a los ancianos, reunid a los jóvenes y hasta a los niños de pecho. Salga el esposo de su alcoba, y la esposa de su tálamo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Reunid el pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman; salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.

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Lòt tradiksyon



Joel 2:16
21 Referans Kwoze  

Todos los hombres de Judá estaban de pie delante del Señor, junto con sus mujeres y sus hijos, aun los más pequeños.


y les dijo: «¡Levitas, escuchadme! Purificaos vosotros, y purificad también el templo del Señor, Dios de vuestros antepasados, y sacad las cosas profanas que hay en el santuario.


Como muchos de la asamblea no se habían purificado, para consagrarlos al Señor los levitas tuvieron que matar por ellos los corderos de la Pascua.


a todo el que se ha empeñado de todo corazón en buscarte a ti, Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se haya purificado según las normas de santidad».


Celebrad la Pascua, consagraos y preparadlo todo para vuestros hermanos, y cumplid con lo que el Señor ordenó por medio de Moisés».


Una vez terminado el ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran. Muy de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: «Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en su corazón a Dios». Para Job esta era una costumbre cotidiana.


Y este, como novio que sale de la alcoba nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino.


y el Señor le dijo: ―Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas


Luego Moisés les dijo: «Preparaos para el tercer día, y absteneos de relaciones sexuales».


Hasta los sacerdotes que se acercan a mí deben consagrarse; de lo contrario, yo arremeteré contra ellos.


Proclamad ayuno, convocad una asamblea solemne. Reunid a los ancianos del pueblo en la casa del Señor vuestro Dios; reunid a todos los habitantes del país, y clamad al Señor.


―¿Oyes lo que esos están diciendo? —protestaron. ―Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no habéis leído nunca: »“En los labios de los pequeños y de los niños de pecho has puesto la perfecta alabanza”?»


―¿Acaso pueden estar de luto los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán.


No os neguéis el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tardéis en volveros a unir nuevamente; de lo contrario, podéis caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.


¡Levántate! ¡Purifica al pueblo! Diles que se consagren para presentarse ante mí mañana, y que yo, el Señor, Dios de Israel, declaro: “¡La destrucción está en medio de ti, Israel! No podrás resistir a tus enemigos hasta que hayas quitado el oprobio que está en el pueblo”.


En esta lectura que hizo Josué ante toda la asamblea de los israelitas, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los inmigrantes, no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moisés.


―Claro que sí. He venido a ofrecerle al Señor un sacrificio. Purificaos y venid conmigo para tomar parte en él. Entonces Samuel purificó a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.