Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma ya no regresó.
Jeremías 48:28 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Habitantes de Moab, ¡abandonad las ciudades y vivid entre las rocas! Sed como las palomas que anidan al borde de los precipicios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Abandonad las ciudades y habitad en peñascos, oh moradores de Moab, y sed como la paloma que hace nido en la boca de la caverna. Biblia Nueva Traducción Viviente »Ustedes, habitantes de Moab, huyan de sus ciudades y vivan en cuevas. Escóndanse como palomas que anidan en las hendiduras de las rocas. Biblia Católica (Latinoamericana) Salgan de las ciudades
y váyanse a los cerros,
habitantes de Moab.
Imiten a las palomas,
que hacen sus nidos al borde del precipicio. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Dejad las ciudades y habitad en peñascos, Oh moradores de Moab! Sed como la paloma que anida al borde del precipicio. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dejad las ciudades, morad en las rocas, habitantes de Moab. Sed como la paloma que anida en las paredes de un barranco. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Abandonad las ciudades, y habitad en las rocas, oh moradores de Moab; y sed como la paloma que hace su nido a los lados de la boca de la caverna. |
Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma ya no regresó.
Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en las hendiduras de las montañas, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; pues tu voz es placentera y hermoso tu semblante.
Los hombres se meterán en las cuevas de las rocas, y en las grietas del suelo, ante el terror del Señor y el esplendor de su majestad, cuando él se levante para hacer temblar la tierra.
Colocad una lápida para Moab, porque yace destruida; sus ciudades están desoladas, y sin habitante alguno.
Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer —afirma el Señor—.
Habitantes de Dedán: ¡Huid, volveos atrás! ¡Escondeos en lo más profundo de la tierra! Yo provocaré un desastre sobre Esaú, pues le llegó la hora del castigo.
Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio.
Los israelitas se dieron cuenta de que estaban en aprietos, pues todo el ejército se veía amenazado. Por eso tuvieron que esconderse en las cuevas, en los matorrales, entre las rocas, en las zanjas y en los pozos.