Y, a pesar de encontrarse tan presionado, el rey Acaz se empecinó en su rebelión contra el Señor.
Isaías 9:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Pero el pueblo no ha querido reconocer al que lo ha castigado; no ha buscado al Señor Todopoderoso. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues después de tanto castigo, el pueblo seguirá sin arrepentirse; no buscará al Señor de los Ejércitos Celestiales. Biblia Católica (Latinoamericana) Por eso Yavé ha cortado a Israel cabeza y cola, palmera y junco, en un mismo día. La Biblia Textual 3a Edicion Pero el pueblo no se vuelve al que lo castiga, Ni busca a YHVH Sebaot. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y Yahveh cortó de Israel cabeza y cola, palma y junco en un solo día. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas el pueblo no se volvió al que lo hería, ni buscaron a Jehová de los ejércitos. |
Y, a pesar de encontrarse tan presionado, el rey Acaz se empecinó en su rebelión contra el Señor.
»Los de corazón impío abrigan resentimiento; no piden ayuda aun cuando Dios los castigue.
¿Para qué recibir más golpes? ¿Para qué insistir en la rebelión? Toda su cabeza está herida, todo su corazón está enfermo.
Levantada está, Señor, tu mano, pero ellos no la ven. ¡Que vean tu celo por el pueblo, y sean avergonzados; que sean consumidos por el fuego destinado a tus enemigos!
¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, de los que se apoyan en la caballería, de los que confían en la multitud de sus carros de guerra y en la gran fuerza de sus jinetes, pero no tienen en cuenta al Santo de Israel, ni buscan al Señor!
La codicia de mi pueblo es irritable, por perversa, en mi enojo, lo he castigado; le he dado la espalda, pero él prefirió seguir sus obstinados caminos.
En aquel día, con el rey de Asiria como navaja prestada del otro lado del río Éufrates, el Señor le afeitará a Israel la cabeza y el vello púbico, y también la barba.
Te aventaré con la horquilla por las puertas de la ciudad. A ti te dejaré sin hijos, y a mi pueblo lo destruiré, porque no cambió su conducta.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para vosotros —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de daros un futuro y una esperanza.
Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad? Golpeaste a esa gente, y no les dolió, acabaste con ellos, y no quisieron ser corregidos. Endurecieron su rostro más que una roca, y no quisieron arrepentirse.
«Hijo de hombre, dile a Israel: “Tú eres una tierra que no ha sido purificada ni mojada por la lluvia en el día de la ira”.
»”Jerusalén, yo he querido purificarte de tu infame lujuria, pero no has dejado que te purifique. Por eso, no quedarás limpia hasta que se apacigüe mi ira contra ti.
»”Señor y Dios, todo este desastre ha venido sobre nosotros, tal y como está escrito en la ley de Moisés, y ni aun así hemos buscado tu favor. No nos hemos apartado de nuestros pecados ni hemos procurado entender tu verdad.
Volveré luego a mi morada, hasta que reconozcan su culpa. Buscarán ganarse mi favor; angustiados, me buscarán con ansias».
La arrogancia de Israel testifica en contra suya, pero él no se vuelve al Señor su Dios; a pesar de todo esto, no lo busca.
No se vuelven al Altísimo; son como un arco engañoso. Sus autoridades caerán a filo de espada por sus palabras insolentes, y en la tierra de Egipto se burlarán de ellos.
»Os mandé plagas como las de Egipto. Pasé por la espada a vuestros mejores jóvenes, junto con los caballos capturados. Hice que llegara hasta vuestras propias narices el hedor de los cadáveres. Con todo, no os volvisteis a mí —afirma el Señor—.
»Yo os hice pasar hambre en todas vuestras ciudades, y os privé de pan en todos vuestros poblados. Con todo, vosotros no os volvisteis a mí —afirma el Señor—.
»Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.