Se agitan las naciones, se tambalean los reinos; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba.
Isaías 64:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ¡Ojalá rasgaras los cielos y descendieras! ¡Las montañas temblarían ante ti, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Oh, si irrumpieras desde el cielo y descendieras! ¡Cómo temblarían los montes en tu presencia! Biblia Católica (Latinoamericana) Si dieras a conocer tu Nombre a tus contrarios,
sería como llama que prende en las ramas secas
o como el agua que borbotea en el fuego,
y las naciones temblarían en tu presencia La Biblia Textual 3a Edicion ¡Oh, si rasgaras los cielos y descendieras, Para que las montañas fueran derretidas ante tu presencia, Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¡Oh que rompieras los cielos, y descendieras, y ante tu presencia se deslizaran las montañas, |
Se agitan las naciones, se tambalean los reinos; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba.
la tierra se estremeció, los cielos se vaciaron, delante de Dios, el Dios de Sinaí, delante de Dios, el Dios de Israel.
¿Por qué van a decir las naciones: «¿Dónde está su Dios?»? Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos.
y que se preparen para el tercer día, porque en ese mismo día yo descenderé sobre el monte Sinaí, a la vista de todo el pueblo.
Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel. Me refiero al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
»Te convertiré en una trilladora nueva y afilada, de doble filo. Trillarás las montañas y las harás polvo; convertirás en paja las colinas.
Mira bien desde el cielo; observa desde tu morada santa y gloriosa. ¿Dónde están tu celo y tu poder? ¡Se nos niega tu abundante compasión y ternura!
Estamos como si nunca nos hubieras gobernado, como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.
»Vienen días —afirma el Señor—, »en los cuales el que ara alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al sembrador. Los montes destilarán vino dulce, el cual correrá por todas las colinas.
El Señor omnipotente, el Todopoderoso, toca la tierra, y ella se desmorona. Sube y baja la tierra como las aguas del Nilo, el río de Egipto, y se enlutan todos los que en ella viven.
»En aquel día pondrá el Señor sus pies en el monte de los Olivos, que se encuentra al este de Jerusalén, y el monte de los Olivos se partirá en dos de este a oeste, y formará un gran valle, con una mitad del monte desplazándose al norte y la otra mitad al sur.
En seguida, al subir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma.
Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.