Isaías 47:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Dijiste: “¡Por siempre seré la soberana!” Pero no consideraste esto, ni reflexionaste sobre su final. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería. Biblia Nueva Traducción Viviente Dijiste: “¡Reinaré para siempre, como reina del mundo!”. No reflexionaste sobre lo que hacías, ni pensaste en las consecuencias. Biblia Católica (Latinoamericana) Tú decías: 'Para siempre dominaré.
Y no te fijabas en lo que sucedía,
ni pensabas cuál sería el fin. La Biblia Textual 3a Edicion Diciéndote: Seré señora por siempre jamás; Sin considerar esto, sin pensar en el desenlace. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijiste: 'Siempre seré soberana, por siempre jamás'. No consideraste estas cosas, no recordaste su desenlace. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijiste: Para siempre seré señora; y no consideraste estas cosas en tu corazón, ni te acordaste de tu postrimería. |
Por eso el Señor derramó sobre él su ardiente ira y el furor de la guerra. Lo envolvió en llamas, pero no comprendió; lo consumió, pero no lo tomó en serio.
«Siéntate en silencio, hija de los caldeos; entra en las tinieblas. Porque nunca más se te llamará “soberana de los reinos”.
El justo perece, y a nadie le importa; mueren tus siervos fieles, y nadie comprende que mueren los justos a causa del mal.
»¿Quién te asustó, quién te metió miedo, que me has engañado? No te acordaste de mí, ni me tuviste en cuenta. ¿Será que no me temes porque guardé silencio tanto tiempo?
Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo, ¡y mi pueblo tan campante! Pero ¿qué vais a hacer vosotros cuando todo haya terminado?
Sus vestidos están llenos de inmundicia; no tuvo en cuenta lo que le esperaba. Su caída fue sorprendente; no hubo nadie que la consolara. «¡Mira, Señor, mi aflicción! ¡El enemigo ha triunfado!»
«Hijo de hombre, adviértele al rey de Tiro que así dice el Señor omnipotente: »“En la intimidad de tu arrogancia dijiste: ‘Yo soy un dios. Me encuentro en alta mar sentado en un trono de dioses’. ¡Pero tú no eres un dios, aunque te creas que lo eres! ¡Tú eres un simple mortal!
Adviértele que así dice el Señor omnipotente: »“A ti, Faraón, rey de Egipto, gran monstruo que yaces en el cauce de tus ríos, que dices: ‘El Nilo es mío, el Nilo es mi creación’, ¡te declaro que estoy en tu contra!
«Hijo de hombre, así dice el Señor omnipotente al pueblo de Israel: ¡Te llegó la hora! Ha llegado el fin para todo el país.
Doce meses después, mientras daba un paseo por la terraza del palacio real de Babilonia,
¡Ojalá fueran sabios y entendieran esto, y comprendieran cuál será su fin!
En la medida en que ella se entregó a la vanagloria y al arrogante lujo, dadle tormento y aflicción; porque en su corazón se jacta: “Estoy sentada como reina; no soy viuda ni sufriré jamás”.