Así todos los pueblos de la tierra sabrán que el Señor es Dios, y que no hay otro.
Isaías 45:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Yo soy el Señor, y no hay otro; fuera de mí no hay ningún Dios. Aunque tú no me conoces, te fortaleceré, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, Biblia Nueva Traducción Viviente Yo soy el Señor; no hay otro Dios. Te he preparado para la batalla, aunque tú ni siquiera me conoces, Biblia Católica (Latinoamericana) Yo soy Yavé, y no hay otro igual,
fuera de mí no hay ningún otro Dios.
Sin que me conocieras estuve contigo, La Biblia Textual 3a Edicion Yo soy YHVH, y no hay otro, Fuera de mí no hay Dios. Yo te he ceñido, aunque no me conoces, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo, Yahveh, y nadie más; fuera de mí no hay ningún dios. Te ciño sin que me conozcas, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. No hay Dios fuera de mí. Yo te ceñí, aunque tú no me has conocido; |
Así todos los pueblos de la tierra sabrán que el Señor es Dios, y que no hay otro.
«Esto es lo que ordena Ciro, rey de Persia: »El Señor, Dios del cielo, que me ha dado todos los reinos de la tierra, me ha encargado que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en Judá.
Despoja de su autoridad a los reyes, y les ata a la cintura una simple soga.
da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas;
Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes.
Porque esta vez voy a enviar el grueso de mis plagas contra ti, y contra tus funcionarios y tu pueblo, para que sepas que no hay en toda la tierra nadie como yo.
Le pondré tu túnica, le colocaré tu cinto y le daré tu autoridad. Será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la tribu de Judá.
Ahora, pues, Señor y Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que solo tú, Señor, eres Dios».
«Vosotros sois mis testigos —afirma el Señor—, sois mis siervos escogidos, para que me conozcáis y creáis en mí, y entendáis que Yo soy. Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí.
»Así dice el Señor, el Señor Todopoderoso, rey y redentor de Israel: “Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro dios.
No tembléis ni os asustéis. ¿Acaso no lo anuncié y profeticé hace tiempo? Vosotros sois mis testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí? No, no hay otra Roca; no conozco ninguna”».
Así dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien tomó de la mano derecha para someter a su dominio las naciones y despojar de su armadura a los reyes, para abrir a su paso las puertas y dejar abiertas las entradas:
para que sepan de oriente a occidente que no hay ningún otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay ningún otro.
Recordad las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí.
»Ahora escucha esto, voluptuosa; tú, que moras confiada y te dices a ti misma: “Yo soy, y no hay otra fuera de mí. Nunca enviudaré ni me quedaré sin hijos”.
Fortaleceré a su vez los brazos del rey de Babilonia: pondré mi espada en sus manos y quebraré los brazos del faraón. Entonces él gemirá ante su enemigo como herido de muerte.
Entonces sabréis que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor vuestro Dios, y no hay otro fuera de mí. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
»”¡Ved ahora que yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder.
»A ti se te ha mostrado todo esto para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro fuera de él.
»Reconoce y considera seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro.