De Jericó, Eliseo se dirigió a Betel. Iba subiendo por el camino cuando unos muchachos salieron de la ciudad y empezaron a burlarse de él. «¡Anda, viejo calvo! —le gritaban—. ¡Anda, viejo calvo!»
Isaías 3:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Unos a otros se maltratarán: hombre contra hombre, vecino contra vecino, joven contra anciano, plebeyo contra noble. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble. Biblia Nueva Traducción Viviente Se oprimirán unos a otros: hombre contra hombre y vecino contra vecino. Los jóvenes insultarán a sus mayores, y la gente vulgar mirará con desdén a la gente honorable. Biblia Católica (Latinoamericana) pues cada cual querrá obligar al otro
o a su mismo hermano, diciéndole:
'Tú tienes una manta,
¿por qué no aceptas ser nuestro jefe
y nos sacas así de esta ruina?' La Biblia Textual 3a Edicion Brotará entre el pueblo la violencia de unos contra otros, Cada cual contra su compañero. El joven atacará al anciano, y el plebeyo al noble. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El pueblo se vejará, hombre a hombre, vecino a vecino, el joven afrentará al anciano, el villano al noble. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el pueblo sufrirá opresión, los unos de los otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble. |
De Jericó, Eliseo se dirigió a Betel. Iba subiendo por el camino cuando unos muchachos salieron de la ciudad y empezaron a burlarse de él. «¡Anda, viejo calvo! —le gritaban—. ¡Anda, viejo calvo!»
¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, generación de malhechores, hijos corruptos! ¡Han abandonado al Señor! ¡Han despreciado al Santo de Israel! ¡Se han vuelto atrás!
Desaparecerán los celos de Efraín; los opresores de Judá serán aniquilados. Efraín no tendrá más celos de Judá, ni oprimirá Judá a Efraín.
«Incitaré a egipcio contra egipcio; luchará hermano contra hermano, amigo contra amigo, ciudad contra ciudad, reino contra reino.
La maldad arde como un fuego que consume zarzas y espinos, que incendia la espesura del bosque y sube luego, como torbellino, en una columna de humo.
»Pero tus ojos y tu corazón solo buscan ganancias deshonestas, solo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia».
También hay entre los tuyos quienes aceptan soborno para derramar sangre. Tú practicas la usura y cobras altísimos intereses; extorsionas a tu prójimo y te olvidas de mí. Lo afirma el Señor.
»Ponte de pie en presencia de los mayores. »Respeta a los ancianos. »Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
Oíd esta palabra, vacas de Basán, que vivís en el monte de Samaria, que oprimís a los desvalidos y maltratáis a los necesitados, que decís a vuestros esposos: «¡Traednos de beber!»
Sus gobernantes juzgan por soborno, sus sacerdotes instruyen por paga, y sus profetas predicen por dinero; para colmo, se apoyan en el Señor, diciendo: «¿No está el Señor entre nosotros? ¡No vendrá sobre nosotros ningún mal!»
La gente piadosa ha sido eliminada del país, ¡ya no hay gente honrada en este mundo! Todos tratan de matar a alguien, y unos a otros se tienden redes.
Pero ya no tendré piedad de los que habitan este país —afirma el Señor—, sino que los entregaré en manos de su prójimo y de su rey. Aunque devasten el país, no los rescataré de sus manos».
«De modo que me acercaré a vosotros para juicio. Estaré presto a testificar contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan a sus asalariados; contra los que oprimen a las viudas y a los huérfanos, y niegan el derecho del extranjero, sin mostrarme ningún temor —dice el Señor Todopoderoso—.
Entonces algunos le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban
Algunos comenzaron a escupirle; le vendaron los ojos y le daban puñetazos. ―¡Profetiza! —le gritaban. Los guardias también le daban bofetadas.
¡Pero vosotros habéis menospreciado al pobre! ¿No son los ricos quienes os explotan y os arrastran ante los tribunales?
Oíd cómo clama contra vosotros el salario no pagado a los obreros que trabajaron vuestros campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.